Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Días de labor

07/10/2024

A estas alturas lo debería saber ya todo el mundo, pero por repetirlo una vez más tampoco pasa nada: el trabajo constituye un privilegio que, además de satisfacer nuestras necesidades de subsistencia, contribuye a edificar la dignidad del ser humano, fomenta el cultivo de valores tan honrosos como la laboriosidad, la diligencia y la constancia y nos pone a salvo de las capciosas garras de la molicie y del vicio. Trabajar está requetebién, pues claro que sí; lo que pasa, para qué vamos a engañarnos, es que nos quita una cantidad de tiempo tremenda, así que a la tropa de infantería no le ha parecido tan mal, por una vez, el empeño del Gobierno de reducir la jornada laboral a treinta y siete horitas y media semanales, por mucho que la patronal sienta respirar al diablo en su costado cuando le mientan la cosa y el PP salga por peteneras con la marchosa propuesta de que laboremos solo de lunes a jueves, pero un par de horas más cada día, no vaya ser que esto acabe por convertirse en el cachondeo padre.

El caso es que a lo peor nos andamos enredando en disquisiciones vanas: hace un par de días compareció en los medios de comunicación un experto llamado Vinod Khosla, de profesión inversor de Silicon Valley (que, en tanto que ocupación, a uno le suena como pasearse en un atardecer primaveral por los jardines de Luxemburgo), para participarnos que dentro de poco, por obra y gracia de la inteligencia artificial, nos van a pagar por no hacer nada, así seamos neurocirujanos, labradores, lampistas o conserjes de fincas urbanas.

Así las cosas, quizá nos haría mejor dejar de discutir sobre la parcela semanal que tenemos que regar con el sudor de la frente y prepararnos para las interminables jornadas de ocio que nos aguardan de aquí a nada, si no queremos vaciar de objeto nuestros días en este mundo cruel. De momento, el Ayuntamiento de Burgos, que ve el tiro antes de que salga de la escopeta, ya se ha apresurado a convertir el antaño fin de semana cidiano en una semana medieval entera y verdadera. Así que, para el año que viene, acaso nos convenga agenciarnos un yelmo y una cota de malla y advertir al jefe que no nos espere en la oficina, que hemos quedado con la mesnada para armarla bien gorda.