Aurelio Medel

Hecho a mano

Aurelio Medel


Cementerio de palabras

25/01/2025

El diccionario de la Real Academia Española va incluyendo nuevas palabras cada poco tiempo, y esa es la confirmación de qué temáticas están en boga. Por eso el diccionario suma cada vez más vocablos del mundo tecnológico, que son puros anglicismos. Es el acta notarial de que el mundo hispano y europeo pinta poco en la industria que mueve este siglo.

La otra cara es la que muestran las palabras que salen del diccionario, con el argumento de que se pierde su uso en la sociedad. Esa es la corteza; el núcleo es que su eliminación del registro oficial supone en muchas ocasiones la partida de defunción de una actividad, de un pueblo.

La migración del campo a la ciudad llevó el lenguaje rural a las urbes, pero enseguida escondieron sus palabras y su acento para que no les llamaran paletos. Luego vino la mecanización de la agricultura, la normalización de los pesos y medidas. Todo ello generó muchas palabras nuevas también en el mundo rural y mandó otras al arcón.

Es un proceso natural. La evolución de la sociedad requiere de nuevos vocablos que definan las nuevas actividades. Por eso, para leer y entender la obra cumbre del español, Don Quijote de la Mancha, no se puede acudir a la edición que escribió Miguel de Cervantes, puesto que habría muchos pasajes que no se entienden hoy. Esta obra cuenta con centenares de ediciones llenas de notas a pie de página para traducir al lenguaje de hoy lo que escribió el autor a comienzos del siglo XVII. No es lo mismo leer la edición del Quijote que hizo Diego Clemencín hace casi doscientos años que la de Martín de Riquer (1962).

El año pasado, la RAE sacó del diccionario la expresión cencerrada. A la mayoría deja frío su eliminación, pero para los de Neila, por ejemplo, es como robarnos la infancia. El 31 de diciembre, antes de la cena, los niños van tocando los cencerros a las puertas de las casas donde hay abuelos y no paran hasta que salen y les dan un aguinaldo. En 2016, la artista Marta PCampos lanzó el proyecto expositivo 1914-2014, en el que recogía todas las palabras desechadas del diccionario en ese período, que ya van por cerca de las tres mil. La artista maña ha levantado un buen campo santo de vocablos cancelados por la RAE. Cada palabra que muere oficialmente es un destierro para quienes la mantienen en su acervo. Úsala, es su resurrección.