Puestos a escribir 'a calzón quitao', tengo que reconocer que la cuestión que más espoleaba mi curiosidad tras los cambios en la dirección regional del PSOE era conocer el destino de Luis Tudanca. Más allá del nuevo liderazgo de Carlos Martínez o de las consignas que se iban a repartir entre los nuevos cargos del partido, el 'morbo' estaba en descubrir el premio a nuestro paisano por sus servicios prestados y por su disponibilidad para la causa sanchista tras el primigenio amago de rebeldía.
El ex secretario general socialista en la Comunidad llegaba tarde para ocupar algún puesto en los organismos dependientes del Estado, ya sea en Paradores, como su compañero Óscar López, en Correos, como el exjefe de gabinete de Pedro Sánchez, o en algún despacho similar para los que tan solo se necesita el carné del partido. Pero nuestro paisano sí que llegaba en hora a otro lugar reservado a viejas glorias: el Senado. La Cámara Alta. El cementerio de elefantes. Además, aterriza en el escaño por designación autonómica, que es un mecanismo que tienen los partidos para colocar a los suyos sin la necesidad de pasar por el engorro de un proceso electoral.
No es Tudanca, ni mucho menos, el único que ha encontrado acomodo en un parlamento que la mayoría de ciudadanos sigue desconociendo para qué sirve -más allá de para colocar a los acólitos-, aunque tuvo su momento de gloria con la aprobación del artículo 155 de la Constitución, que frenó el desafío secesionista en Cataluña. Los senadores tienen que hacer frecuentes ejercicios de funambulismo pedagógico para explicar a los electores a qué dedican el día a día.
Tiene también mucho de eufemístico eso de designar a alguien como senador autonómico. Parece que va a la Cámara Alta con la misión de defender los intereses de la comunidad que le encarga tal encomienda, por encima de los intereses partidistas. Pero es evidente que a lo que va es a cumplir con lo que ordena el partido, que es a quien debe el cargo. ¿De verdad que se siguen preguntando por qué el ciudadano recela tanto de la política, o lo saben de sobra y se hacen los despistados?