No lo pido yo. Lo piden los políticos, sobre todo cuando están en la oposición. Es habitual que lo reclamen en vísperas de alguna campaña electoral, tal y como hizo la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala. «El alcalde tiene que ser el líder de la lista más votada», dijo en una entrevista en Diario de Burgos cuando todavía era solo candidata y necesitaba generar titulares que la situaran en el foco mediático tras dejar el 'cómodo' escaño del Senado para volver a 'pelearse' a su tierra. Lo pidió también la semana pasada el nuevo secretario general del PSOE de Castilla y León, Carlos Martínez. Además de retar a Alfonso Fernández Mañueco a que gobierne el partido que obtenga un voto más que el segundo también reclamó al presidente de la Junta que adelantara las elecciones del 2026.
Por ahora sabemos que Ayala se olvidó de sus palabras la noche de las elecciones municipales, cuando se percató de que la suma de concejales del PP y de Vox era superior a la de ediles del PSOE, partido que ganó esos comicios. No sabemos todavía en qué quedarán las intenciones del alcalde de Soria. Tal y como está la política regional, no parece que los aliados naturales de su partido estén en condiciones de aportar procuradores para asegurar una mayoría. Sus opciones pasan por tanto por lograr una mayoría absoluta -algo que no se cree ni el propio Martínez en sus sueños más lúcidos-. La posibilidad de alcanzar el hito de su predecesor, Luis Tudanca, y ganar en las urnas a su rival, como hizo el burgalés en 2019, no garantiza las llaves del Colegio de la Asunción, a la vista de la situación en que se encuentran los diferentes actores que conforman los dos espectros ideológicos del famoso muro sanchista.
Esta semana se celebra el Debate de Política General en las Cortes regionales. Esta cita parlamentaria va a generar menos interés que los octavos de final de una competición de curling, y Martínez no es procurador. Eso le obliga a fabricar noticias que le sitúen como sujeto de algún titular informativo. Lo próximo será dejarse ver por las eras de Villalar con el pañuelo rojo anudado al cuello y declarándose incondicional de Bravo, Padilla y Maldonado.