Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Teleformación

26/02/2025

Así ha sido siempre. Los métodos y las herramientas de trabajo van evolucionando y tenemos que ponernos al día. Al intentarlo te das cuenta de lo que ha cambiado la formación en este país y no precisamente para bien, en muchos casos. Hasta hace unos años, cuando alguien tenía necesidad de ampliar conocimientos y optaba por la vía no reglada se dirigía a una academia, pagaba y acudía a clase los días fijados, allí un profesor explicaba y resolvía las dudas en el momento; como resultado, el alumno conseguía ampliar sus conocimientos. Ahora, lo he comprobado, es casi imposible conseguir clases presenciales en esas mismas academias ya que todas se han subido al carro de las clases gratuitas para desempleados y trabajadores que, por lo que parece, resultan más lucrativas. El método consiste en captar alumnos a través de anuncios -abundan en las redes sociales- en los que ofertan cursos gratis, en su gran mayoría online, para que el estudiante pueda seguirlos en la comodidad de su casa y en el horario que más se acomode a su tiempo libre.

Sobre el papel no pinta mal, en la práctica resulta altamente decepcionante. En muchas ocasiones, parece solo un mero trámite para conseguir de forma rápida un certificado o un título, pero no sirve en absoluto si lo que buscas no es un papel sino verdaderamente adquirir conocimientos. En algunos campos puede funcionar, pero en otros poco se puede aprender cuando las formaciones consisten en presentaciones estándar tan generales y teóricas que en unos casos se quedan cortas y en otros hacen que no te enteres de nada, según el nivel de conocimientos del que partas. Todo muy visual, muy por encima, en pequeñas píldoras y con tutor virtual. Muy del gusto de las nuevas generaciones. En otros casos, después de anunciado el inicio ni llegan a celebrarse, es el caso de un curso de Excel ofertado por la UBU que desde el pasado mes de octubre aún sigue esperando al Ministerio y a la plataforma para impartirlo. 

Sin perder de vista que, aunque se anuncien como gratuitos, muchos corren por cuenta del contribuyente a través de diferentes administraciones que los financian que, a mi parecer, deberían replantearse el sistema o, al menos, realizar un mejor seguimiento de su desarrollo y resultados.

ARCHIVADO EN: Universidad de Burgos