Muchos de ustedes no pueden imaginar la ingente burocracia que tienen que superar los proyectos de emprendedores o instituciones que quieren poner en marcha inversiones que darían prosperidad al medio rural y a nadie harían daño, sino más bien todo lo contrario. Para crear un camping, un glamping -campamento de lujo en medio de la naturaleza- o revivir un aeródromo donde crear una escuela de vuelo de ultraligeros, entre otros proyectos que me vienen a la cabeza, voy contando hasta tres años de trámites. Y aún no han podido empezar a materializarse. Y aún faltan papeles, informes...

Y la paciencia de quienes tratan de emprender en Merindades se va agotando, porque es inimaginable el tiempo y dinero que han de dedicarse solo a proyectos e informes que muchas veces carecen completamente de sentido. El monstruo de la burocracia exige que se pronuncien sobre casi todo multitud de instituciones. Tiene que opinar hasta el sursum corda... Se me ocurren algunos departamentos a los que se ha de acudir a pedir permisos habitualmente, como el de Carreteras de la Junta de Castilla y León o del Estado; la Confederación Hidrográfica del Ebro, la que toca por Merindades y que acumula demoras de más de un año para cualquier autorización; la Comisión Territorial de Urbanismo de la Junta, Medio Ambiente, Patrimonio, Industria...

Cuando no falta un informe falta el contrario y el tiempo pasa y los valientes emprendedores del medio rural se desaniman. Una lástima cuando se les debería de poner una alfombra roja y apoyar con ayudas económicas que no cueste media vida solicitar y después justificar, porque es tanta la documentación que exigen esas subvenciones que asustan a muchos. Hagamos este mundo más sencillo y a todos nos irá mejor.