Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


El veranillo

03/06/2024

Se llama Pascal Bruckner, y ha escrito un libro sobre la filosofía de la longevidad. Se titula Un instante eterno, y me atrevo a hablar de él porque estamos en la semana de los libros, y aunque recomendar un libro se me antoja algo temerario, lo hago por si pudiera servirle a alguien, que al fin y al cabo estas columnas no sólo deben alimentar el ego de sus autores sino dar pistas que ayuden a encontrar rumbos saludables en estos tiempos en los que perderse entre tanto ruido es demasiado fácil.

Naturalmente, una filosofía sobre la longevidad interesa a los longevos, y esa es la cuestión, ¿cuándo considerarse longevo? Es fácil, consulte el carnet de identidad y si nació en, o antes de 1959, ya está ahí. Pero el concepto ha cambiado. Hace 65 años una persona con 65 años era un anciano, incluso la ciencia lo reconocía así y la Geriatría se inauguraba a partir de esa edad, pero ahora no. Ahora, dice Bruckner, entre los 65 y los 85 se vive un veranillo, una segunda o tercera oportunidad para cumplir los deseos incumplidos, los planes no concluidos, las metas que se quedaron por el camino. Se está maduro pero en buena forma, e incluso puede que tengas los mayores recursos materiales que nunca has tenido. El argumento se trunca cuando con 70 quieres parecer de 40 y te vistes, te mueves y hablas como si tal y, ahí, puedes hacer el ridículo.

La buena noticia es que en el veranillo hay vida, incluso inteligente si es que antes ya lo era, porque lo que la naturaleza no da Salamanca no lo presta, y en esto se cumple. El hecho de que durante el veranillo la vida sea más predecible y sepas con anticipación que te va a doler la cadera, no hace que sea menos interesante, puedes repetir lo que salió mal o buscar nuevos caminos, es el momento. 

Así es que no lo duden: si en los 60 la píldora anticonceptiva fue el medicamento estrella para las mujeres, el moderno veranillo tiene en la píldora vasodilatadora para los hombres la oportunidad de no rendirse ante la adversidad. Sí, ríanse, pero sean sinceros, acaben con esos silencios. 
Si las monjas se rebelan, los habitantes del veranillo no van a ser menos. Atrévanse, no tengan miedo y vivan el momento como se merece.