Diego A. Manrique

Cazador furtivo

Diego A. Manrique

Crítico musical


Los misterios de Julio

25/03/2025

Me reúno con parte del equipo que va a realizar la serie de Netflix sobre Julio Iglesias. No, no un documental: una serie biográfica con actores, tipo la de Luis Miguel. Han tenido acceso al personaje y gozan de libertad para hacer lo que quieran, aparte de su única exigencia: «que sea un éxito».

Con todo, les surgen dudas. Durante las horas de conversación en Punta Cana, han detectado muchas contradicciones, sobre todo en cuestiones musicales. Puedo entenderlo: en la misma entrevista, Julio te puede afirmar que no quiere hacer nuevos discos («ya no se vende nada») y al rato afirmar su ilusión por grabar en La Habana, «algo tipo Buena Vista Social Club», a pesar de lo improbable del proyecto, y más en su actual estado.

Me temo que Julio pertenece a esa especie de cantantes que hace décadas que abandonaron el territorio musical para retozar en el limbo de las celebridades. Olvidan lo que les hizo famosos y se dedican a cultivar su imagen. Olvido literal: me intrigaba saber cómo llegó a interpretar Drive, el éxito del grupo The Cars, si fue una idea propia o una sugerencia del productor. No fue capaz de responderme, tuve la sospecha de que no recordaba el tema en cuestión, aunque lo incluyó en uno de sus últimos discos.

Julio agradece las preguntas musicales pero no tiene mucho que aportar al respecto. Intento imaginar los apuros de la gente de Netflix: es un seductor nato y te va a contar lo que quiera contar. En su cabeza zumba la obsesión por la visión que se tiene de él en España: no hemos sido justos con él, cree. Quisiera pasar temporadas en Málaga, donde posee «la casa más bonita de España». Sería imposible disfrutar de ella, dada la voracidad de los medios. Y no le apetece mostrarse tal como está, con la movilidad reducida.

Así que prefiere que corra la bola. Supongo que Julio habrá disfrutado con el reciente El español que enamoró al mundo (Libros del Asteroide). Su autor, Ignacio Peyró, tiene mucho que decir sobre el encaje del cantante en su patria y lo dice con estilo. Pero se traga muchos mitos y las muy exageradas cifras sobre su impacto mundial. Peyró peca de candidez cuando declara: «Mi teoría es que el vino libró a Julio Iglesias de las drogas. Si bebes Château Lafite del 70 cada noche, ¿qué te va a aportar la cocaína? Nada». 

Y Julio es todo menos cándido. Ha usado y desechado a colaboradores como su representante Alfredo Fraile o su productor Ramón Arcusa, cuando necesitaba subir al siguiente escalón. Acepta que sus hijos con Isabel Preysler hayan vivido, por lo menos inicialmente, de su fama pero no se hace ilusiones sobre su educación o sus valores. Sabe sus debilidades y sus puntos fuertes. Le recuerdo meditando en voz alta: «mira, soy un golfo que ha tenido mucha suerte. Rectifico, la suerte cuenta lo justo. El secreto está en cantar con el corazón, aunque no tengas una gran voz, pero luego usar la cabeza. La cabeza te dice cuál es tu lado bueno para ser fotografiado, qué espera la gente de ti, con quién te tienes que aliar, todo eso. Sí, es la inteligencia musical para capitalizar lo que tienes».