It's you, only you. Lene Lovich

Volviendo al tema que comentaba  hace un par de meses, parece ser que los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías nos están convirtiendo en seres sin criterio, sin capacidad de pensar y sin habilidades emocionales que nos permitan absorber, analizar y asimilar todo lo que sucede cada día a nuestro alrededor.

Nos hemos acostumbrado a que nos lo den todo hecho. Si vamos a visitar una ciudad, una plataforma de servicios que conoce de antemano nuestros gustos porque ha recabado todos los datos de las páginas que hemos visitado previamente, nos ofrecerá en lugar destacado una serie de  alojamientos que supuestamente se adaptan a nuestra expectativas, o como dicen, a nuestro perfil de usuario.

Lo mismo ocurre a la hora de seleccionar un restaurante cuando vamos a comer: si hemos visitado días antes unas páginas de recetas veganas, los famosos y omnipresentes algoritmos  nos dirigirán a un restaurante vegetariano que nos hará chuparnos los dedos. 

Pues tres cuartos de lo mismo ocurre con la actualidad. El Gran hermano que todo lo vigila selecciona y envía a nuestro móvil cada día una serie de noticias que sabe que son de nuestro agrado, y que casi nunca contrastamos.

Así, alimentados únicamente de lo que nos dan, vamos perdiendo el gusto, la capacidad analítica, la iniciativa y el sentido crítico. Hemos dejado en manos de otros la función más importante en nuestra vida: ser nosotros mismos; ser los dueños de nuestra vida y  de nuestro destino.

No podemos consentir que las decisiones que nos afectan en lo personal nos vengan dictadas por una inteligencia artificial, que puede ser muy buena para ayudarnos en tareas mecánicas pero que en ningún caso puede interpretar nuestras emociones o deseos 

Eres tú, y sólo tú, quien tiene que decidir dónde quieres dormir, dónde quieres comer, qué quieres leer y a quién quieres escuchar. 

Ahora, más que nunca,  es momento de decir aquello de: ¡No dejes que nadie decida por ti!