Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


13, Rue del Percebe

14/04/2025

Tampoco es que a uno le invadan unas ganas inenarrables de viajar a Madrid, pero el caso es que la próxima vez que se deje caer por el rompeolas de todas las Españas no lo hará atraído por un concierto de campanillas, ni cautivado por una exposición de postín, ni mucho menos excitado por un restaurante constelado de estrellas, por bien que el bolsillo se lo permitiese, que no es el caso: lo que de verdad le seduce en estos momentos es llegarse hasta un humilde bloque de viviendas de Carabanchel en cuya medianera luce desde hace unas semanas un mural gigante del 13 Rue del Percebe, esa historieta de tebeo alumbrada por el gran Francisco Ibáñez que tantos momentos de felicidad le deparó en su infancia. Allí se reencontrará, a escala tremebunda, con todos los personajes que poblaban aquella disparatada fachada abierta en sección que ha pasado a formar parte del imaginario popular español, desde el recalcitrante moroso de la azotea hasta el habitante de la alcantarilla que defiende con uñas y dientes su peculiar solución habitacional, pasando por la dueña de una pensión atestada de inquilinos, unos niños tan inciviles que nos mueven a añorar las drásticas políticas de Herodes y ese codicioso tendero del bajo afanado en embaucar a los clientes con el sospechoso veredicto de la báscula.

Como sabemos de sobra que la realidad se empeña en imitar al arte, no nos sorprendería que los autores del mural reservasen hoy en el 13 Rue del Percebe un pisito en venta con inquilino dentro, fórmula que empieza a hacer fortuna en Burgos después de haberse consolidado en las grandes capitales españolas y que, a precio de ocasión, puede convertirse para el venturoso comprador en el comienzo de una bonita amistad o, si algo sabemos del amor, en el punto de partida de una relación tórrida con una jueza de lo mercantil o con un policía nacional con bigote. De momento es oferta que solo parece acomodar a especuladores, bancos y vivaces fondos de inversión, pero, habida cuenta de cómo evoluciona el mercado inmobiliario, a lo peor tienen que recurrir a ella los sufridos contribuyentes de clase media, aun a riesgo de encontrarse en su nueva propiedad con un trastornado científico émulo del doctor Frankenstein o con una ancianita rodeada de pavorosas mascotas.