De los intríngulis del proyecto del nuevo Mercado Norte seguramente podría escribirse un libro. Ha tenido que derribarse el viejo edificio -aún están en ello- para que se aclare por fin cómo se levantará el flamante sustituto. El sábado supimos por este periódico que el equipo de Gobierno quiere construirlo exclusivamente con dinero público. Se aparca así la idea, sostenida durante largo tiempo, de la participación privada en la financiación y en la gestión. En Vox ya han zanjado que para este viaje no hacían falta alforjas. Quién sabe si tengan algo de razón, porque llegar a esta conclusión seis años después de ponerse en marcha un proyecto ya concreto, como tantas veces, vuelve a evidenciar lo poco eficaz que es la política.
Hace casi 20 años que se aparcó, por los dineros, la primera idea de adecentar el viejo mercado de la plaza de Hortelanos. Sobre la mesa llegó a estar en 2009 la propuesta de concesión a 40 años de la segoviana Pygsur, y la de la madrileña Kater en 2014, por el mismo tiempo de explotación. Ya en 2019, con Javier Lacalle en la Alcaldía, se firmó el contrato con los estudios AU Arquitectos y AJO Taller de Arquitectura, que resultaron ganadores del concurso lanzado por el Ayuntamiento para diseñar la nueva dotación comercial. Desde entonces, otro largo periplo que incluye el desastroso estudio de viabilidad del gobierno PSOE-Ciudadanos y el intento de Cristina Ayala de enterrar el proyecto, sosteniendo que no era viable y que estaba sobredimensionado. Quería empezar de cero de nuevo, pero hasta el Colegio de Arquitectos reclamó una reflexión profunda para no perder la cabeza más de lo que ya se había hecho. La alcaldesa también descartaba entonces que el nuevo mercado pudiera fraguarse como un proyecto 100% público. Y ya lo ven, aquí estamos. Resultaría todo una locura si no fuera porque hablamos de decisiones políticas, un marco en el que todo este surrealismo encaja a la perfección. Y siendo más que probable que se esté acertando con la fórmula, porque hay 'cash', hay oportunidad, y hablamos de una pieza clave dentro del ambicioso Xpande, qué pena es que las ciudades soporten tanto desastre.