Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


El odio

28/03/2025

Sospecho será la enésima página que leerán, los que lo hagan, sobre El odio. El último libro de Luisgé Martín. Que después de cartearse con José Bretón ha escrito su historia en Anagrama, aunque esta ha frenado su publicación ante el escándalo armado. 

Antes lo pidió la Fiscalía. El juez lo desestimó porque las justificaciones eran artículos periodísticos que no reflejaban lo que el libro cuenta -¿No podía haberlo leído el señor?-. Hasta aquí los hechos. Después, el debate. 

Y el debate me intriga porque llevo días pensando qué pensar. ¿Libertad de creación o petición de Ruth Ortiz, madre de los niños? He escuchado horas de tertulias y leído docenas de páginas de opinión. Y todavía no sé si tengo una formada. He escuchado a una periodista preguntar a qué contribuye el libro para intentar encontrar respuestas. Y a un escritor reconvertido a todólogo tertuliano contestar que los libros no tienen que contribuir a nada. Y, es más, lo escuché rematarlo preguntándose a qué contribuye El Quijote. Alguien podía haberle hecho una lista. Escritor, insisto. 

He leído defender la creación literaria comparando los casos de Truman Capote y Carrère. Como si todo el mundo antes del asunto conociera a Luisgé. Cuyo talento no cuestiono, vaya por delante. Pero comparar, lo justo. Leí a Julia Navarro en este periódico dudando como yo, pero justificando finalmente que no por censurar el mal se hace invisible. Y pensé que si alguien necesita un libro basado en Bretón para comprobar que el mundo está lleno de hijos de puta, el problema es otro. 

De todos ellos sólo una compañera, Pilar Álvarez, se pregunta por qué demonios nadie avisó a Ruth Ortiz. El autor se justifica diciendo que nunca la mortificaría con indagaciones. Pero, ¿consideramos mortificarla lo que debe estar pasando estos días? 

Cada obra es un mundo y cada mundo, un universo lleno de preguntas. No cabe duda. Pero esta, para la que tardé demasiado en tener respuesta clara, si es que la tengo, y ante los debates de censura o libertad que defienden algunos, creo que prefiero quedarme con lo que pida la madre de las criaturas. Sea lo que sea. Que en este caso es que se paralice la publicación de un libro que le hará revivir sus peores días. Uno que cuenta cómo asesinando a sus hijos, a ella la mataron en vida. Como si fuera la segunda edición de su peor pesadilla antes de que se publique la primera de quien lo cuenta con todo lujo de detalles.