Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Chicas, ni caso

14/04/2025

Este miércoles el madridismo se aferra a la magia de su estadio, a la heroica de las remontadas recientes y a los «90 minuti son molto longo» de aquel Juanito que antes de convertirse en ídolo blanco se destapó como futbolista en El Plantío. 

El Madrid ha dado la vuelta a partidos increíbles, generando una mística única, levantándose de la lona a punto del KO, destapando el ataúd casi metido ya en la tierra. Es verdad que esta vez los síntomas futbolísticos no invitan mucho al optimismo, y cuesta ver factible la gesta de dar la vuelta al 3-0 de Londres, pero hemos visto allí tantas cosas, tantas veces, que a ver quién se atreve a dar por muerto al Madrid. No creo que ni en el propio Arsenal se fíen. Se lo advertirá seguro Guardiola a su discípulo Arteta, magnífico entrenador de los cañoneros londinenses. 
Es verdad que esta vez la empresa se antoja titánica. ¿Difícil? Dificilísimo. Hay que remontarse a los 80 para ver levantar al Madrid tres goles en contra en Europa, pero…

Frente a esto un Barça arrollador, con un apetito voraz, que vuela, que juega bien y que seis años después se plantará de nuevo en semifinales de Champions. Poco mérito le damos a Flick para cómo ha cambiado hasta el ánimo a este conjunto culé de chavales irreverentes y talentosos, y con un Lewandowski que con 36 castañas ha llegado a los 40 goles. 

Si el Madrid cae, Declan Rice, futbolista inglés de 26 años por el que el Arsenal pagó más de 100 millones de euros, pasará a la historia como verdugo blanco. Un futbolista que en más de 300 partidos no había marcado ni un gol de falta. Eligió al campeón de Europa para estrenarse.

Pero tanto como de sus faltas, estos días se habla de Rice por su novia, objeto de ataques maleducados, irrespetuosos metiéndose con su físico. Lauren Fryer no responde al patrón de WAG. ¡No es delgada! No se ajusta a los cánones de belleza de delgadez vigentes, exigidos especialmente a las mujeres, siempre bajo el escrutinio del análisis de nuestro cuerpo. No reproduciré algunos de los comentarios de cafres atacando al futbolista por el físico de su pareja, y madre de su hijo. 

Ella hace tiempo cerró sus redes por la crueldad con la que ahí desde el anonimato valiente se metían con su cuerpo. 
Entonces, Rice salió a defenderla describiéndola como «el amor de mi vida. No existe ninguna mejor para mí». Pero es justo destacar que, entre el ruido despreciable, la mayoría ha elogiado al futbolista por apoyar a su pareja y felicitarle por lo que parece una bonita historia de amor que arrancó en la adolescencia cuando él no era la estrella que hoy copa portadas por sus golazos al Madrid.

Una situación parecida vivió tras ser campeona olímpica Paula Leitón, la boya de nuestra selección de waterpolo, convertida en diana por, otra vez, salirse del prototipo que esclaviza a las mujeres. Y que tanto daño puede hacer. Hace poco tuve la suerte de conocerla. Paula es una inspiración por su hacer en el agua, por su personalidad para conseguir que esos comentarios le resbalen, y por el orgullo de ese cuerpo que le ha permitido cumplir el sueño de colgarse un oro olímpico en la posición más exigente físicamente de su deporte. Paula decidió, pudo y supo (no todas lo consiguen) convertir la basura que le lanzaban en un altavoz con el que ha ayudado a muchas mujeres que le han dado las gracias. 

Y de verdad, a todos los que lanzan esta mierda a las mujeres por su cuerpo, háganselo mirar. No les diré que se miren en el espejo porque no cometeré su mismo error. Pero, un poco de empatía, por favor.

Lo sufre Lauren, Paula y muchas, muchas mujeres. Les contaré que a mí hace poco junto a una imagen mía en la tele, hubo quien me felicitó por mi embarazo. Desde aquí le digo al lumbreras, que no, que no estoy embarazada. Pero vamos, que a mi tripita y a mí, nos resbala. Chicas, ni caso.