La bomba que ha estallado en el Ayuntamiento de Burgos al conocerse el roto de casi un millón de euros que ha dejado la empresa encargada de las recargas de las tarjetas de autobús urbano me recuerda un poco a ese juego tan divertido del programa de televisión Grand Prix 'La patata caliente'. Me imagino al concejal de Movilidad lamentando por qué la patata no le explotó al anterior, que también la tuvo en sus manos y con un tamaño nada despreciable. Pero amigo, la patata caliente explota cuando explota y no vale reivindicar que el otro también la tuvo gorda. La patata, digo. 

Si siguen ustedes la actualidad municipal, sabrán que José Antonio López se está dedicando a repartir culpas en un intento por despojarse de cualquier responsabilidad. Ha arremetido, para empezar, contra los medios de comunicación, que, según él, no han contado correctamente cuándo se enteró de la movida. La verdad, yo creo que se deja llevar por la rabia que debe provocar catear la primera asignatura de política. Si la prensa, Diario de Burgos una vez más, cuenta antes que tú a los ciudadanos que tienes un marrón espectacular, ya vas mal. No te líes. En todo caso, cuestionando a los periodistas no le iba a lucir el pelo, así que López ha ido a por los técnicos municipales. Mucho mejor. Por supuestamente no advertirle de nada en diciembre, cuando se aprobó adjudicar nuevamente el contrato a Prepay. 

También es cierto que esos mismos técnicos propusieron una sanción en abril de casi 60.000 euros, que, oiga, no solo no se ha cobrado si no que ni se contestó a las alegaciones de la empresa. Y los mismos técnicos propusieron en julio otra sanción de 500.000 euros y, oiga, que ni se tuvo en cuenta. Cabe preguntarse, por tanto, cuántas veces no se han tenido en cuenta cosas. 

Y por último, no ha faltado el clásico. Echar el muerto a los predecesores. Vaya, al PSOE. Es verdad que los socialistas dejaron la Alcaldía cuando Prepay tenía una factura pendiente de 300.000 euros (ya saldada), pero ha sido con el PP al mando, en este 2024, cuando la deuda ha llegado a 850.000 euros y con la empresa en concurso de acreedores. Así que señor López, si tiene usted las manos rojas, además de oler mal, le ha explotado la patata. 

Tenga cuidado con la vaquilla.