Si me preguntan por algo a lo que muchos dieron por muerto o pasado de moda y se equivocaron, les diría: la radio, los libros en papel y Sinatra, por poner los tres primeros ejemplos que me vienen a la cabeza. Sé que si me lee algún compañero periodista o algún colaborador radiofónico me va a entender con lo de las ondas. La radio es cercana, directa y adictiva. Es muy socorrido que cada 13 de febrero, para celebrar el día de la radio, se eche mano del On the radio de Donna Summer, del Radio Song de REM o si me apuran del Radio de Robbie Williams. Y mucho más a menudo que estas, de The Buggles y su versión del Video Killed the Radio Star, que fue un exitazo absoluto, pero como vaticinio quedó reguleras. Y de lo del libro -insisto, formato papel- pues qué les voy a contar, viendo los llenos en las presentaciones y las colas de personas esperando a conseguir una firma de sus autores favoritos en la Feria del Libro (lo de firmar en el dispositivo electrónico no es imposible, pero está complicado). El formato clásico sigue vigente, pero creo que mucho del mérito tiene que ver con los libreros en activo, los que recomiendan lecturas y ejercen -quiénes si no- de agentes culturales todo el año.
Algo cuya defunción -antes casi de nacer- se ha certificado esta semana es el proyecto ganador de Burgos Río, que el equipo de Gobierno no quiere ni enseñar al público porque para qué, si no se va a hacer. Un tocho más ocupando espacio en el armario de proyectos que hemos pagado los vecinos de esta ciudad para ser después descartados, por uno u otro motivo. El actual equipo de Gobierno está legitimado para tomar la decisión -no entro a valorar el proyecto en sí- pero supongo que serán conscientes de que esto puede repetirse con los estudios que encarguen en este mandato si en las próximas elecciones se impone otra opción política que decida que esa obra, independientemente de su interés, no figura en su programa electoral. No ha habido en Burgos, y sigue sin haber -con alguna excepción no exenta de dificultades- un ejercicio de responsabilidad conjunta para que los proyectos no sean del partido que gobierna, sino de todos.