Hace unos días, una de mis compañeras y sin embargo amiga me contó mientras hablábamos por teléfono que les había puesto villancicos a sus gatos y caí en la cuenta de que, si bien hace décadas que no escucho La Marimorena, parece que la tradición navideña continúa instaurada más allá de los hilos musicales de tiendas y calles de los centros de las ciudades. Pero, cual grinch, no he venido a tararear El Tamborilero al ritmo de Rapahel... Para muchos artistas de nuestro tiempo, la mejor canción de Navidad es Fairytale of New York, lo que podríamos catalogar como un antivillancico; es decir, un tema que no cumple ninguno de los estándares de los valores navideños. Si no lo conocen y tienen intriga no esperen nada parecido a la inevitable María Carey...

El tema que nos ocupa fue compuesto por Shane MacGowan, el cantante de los Pogues, un personaje culto, excesivo, contradictorio e ingenioso que falleció hace un año. Si una de las misiones del artista es conseguir que la gente se sienta más contenta de estar viva, Shane lo logró, y si no revisen su canción Fiesta, un clásico de las verbenas de nuestro país.

Sintetizando mucho, el (no) villancico que nos ocupa cuenta cómo en el día de Nochebuena en Nueva York un vagabundo desde «la celda de los borrachos» anhela las esperanzas y sueños que tuvo con una antigua amante. La canción se articula como un diálogo de la pareja dejando claro el lumpen al que pertenecieron. Este mes y a modo de homenaje, lo más granado de rock patrio -Leiva, Pablo López, Mikel Erentxun, Rozalén, Santi Balmes y Guadi Galego-, liderados por Iván Ferreiro, presentaron una versión en castellano de la canción queriendo ser fieles al espíritu original e intentado mantener su mensaje. La moraleja de este cuento de hadas es obviamente interpretable -y eso es lo bueno del arte-, pero lo que me gusta pensar a mí es que incluso en una situación extrema como la que cuenta el protagonista de la canción, el haber compartido con alguien sueños y esperanzas es de las cosas bellas que nos llevaremos de la vida. Seamos generosos y compartamos anhelos porque, como dice el poeta, te dejaré entrar en mis sueños si yo puedo entrar en los tuyos.