Hace unos años, el Ejército español me declaró inútil. Una deficiencia anatómica sin impacto en mi salud junto a un oficial médico del Ejército del Aire que empatizó conmigo cuando le confesé que no me entusiasmaba hacer la mili, fueron la confluencia que me permitió escabullirme de servir a mi patria en un cuartel y comenzar a hacerlo en un hospital: un destino más pacífico y útil para mis conciudadanos.
Ser inútil no me traumatizó, lo llevo a gala desde entonces y me lo gané a pulso aprendiéndome de memoria casi todos los motivos de salud que podían eximirme de la mili. Y lo conseguí. No tengo nada contra los amantes de los ejércitos pero no es lo mío, logré hacerme un hombre sin dar tiros en maniobras militares, en contra de la opinión de mi abuela que veía en mi inutilidad un lastre para ser un hombre de verdad, así es que me hice un hombre de mentira, pero no me ha ido mal, y mi abuela murió sabiéndolo.
Ahora, algunos claman por recuperar el servicio militar obligatorio, aprendes disciplina, dicen, como si no hubiera otras formas de aprender, pero no mencionan los efectos secundarios que aquello tenía, que los tenía.
Nos dicen que hay que prepararse para la guerra cuando nos hemos saltado la lección de prepararnos para la paz, cuando hemos hecho de la abundancia un problema dictando leyes para que no se tiren los excedentes de alimentos que es como hacer que el sentido común, el buen sentido, se dicte por ley porque los humanos hemos perdido el buen juicio, y vaya que lo hemos perdido. Y no lo vamos a recuperar haciendo la guerra ni el servicio militar, no vamos a ser más felices fabricando armas para aumentar nuestra seguridad, no vamos a ser mejores personas preparándonos para matar.
Hace tiempo que George Steiner definió a Europa como un museo, y a la vista de nuestra precaria vitalidad intelectual no le faltaba razón. Somos un museo atomizado, dispar, de intereses diversos que no logramos conciliar, dormidos frente a la cruel realidad y reaccionando a remolque de un indocumentado y malvado yanqui que, a lo mejor, ni hizo el servicio militar. Lo hiciera o no, este sí que es un inútil profesional con mucho poder, y eso le convierte en un matón peligroso.