A pocos días de la movilización del 13 de junio convocada por la recientemente creada Plataforma Cívica por las Infraestructuras de Burgos quiero hacer un poco de memoria. 

En los años 80 podías coger en Aranda de Duero un tren internacional hacia París pasando por San Sebastián, un Talgo que en dos horas llegaba a la capital de España y también era posible la circulación de mercancías. 
40 años después contamos con una paupérrima oferta de autobuses, tanto hacia Madrid como a Burgos, donde muchos tenemos que acudir a médicos, gestiones o para continuar viaje hacia el norte (Cantabria o el País Vasco). La circulación de mercancías se reduce a un tren diario de Burgos a Aranda y gracias al interés de algunas empresas.

Si miramos la comunicación Este-Oeste, tras el desmantelamiento de la línea Valladolid-Ariza nos quedó una nacional que se ha ido saturando de tráfico de todo tipo, con reducción progresiva de conexiones por autobús hacia Valladolid, Salamanca, Zaragoza o Barcelona.

Es decir, que las posibilidades de movilidad de Aranda y la Ribera hacia el Norte, el Sur, el Este y el Oeste, teniendo una ubicación estratégica son muchísimo peores, obligan al uso mayoritario del coche particular, (complicado para jóvenes, mayores o gente con poca movilidad ) y provocan una circulación altísima de camiones. 

¿Las razones? Vergonzosas y egoístas decisiones políticas y geoeconómicas, lo sabe todo el mundo. Por supuesto, hubo movilizaciones, plataformas, luchas y reivindicaciones. Dio igual. 

¿El 13 de junio empieza algo distinto? Pues estamos a tiempo de verlo y decidirlo. Desde la calle, sí, pero también y sobre todo definiendo claramente los objetivos y plazos de la plataforma creada. No podemos permitirnos un nuevo fiasco o intereses particulares. Y recuerdo: la necesidad de infraestructuras dignas va más allá del tren y afecta a toda, toda la provincia.