El gran Calderón de la Barca escribió en su obra La vida es sueño esa famosa frase que todos hemos pronunciado alguna vez:Toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Todo hace indicar, como expresó el dramaturgo y alumno de la Universidad de Salamanca, que los sueños forman parte de ese universo imaginario y deseado, pero les advierto que a veces se hacen realidad, cuando uno menos lo espera, así de puñetera o de maravillosa es la vida, según como se mire.

Y esto vale para todo, o casi. Desde luego que a veces el camino hasta alcanzar el sueño es muy intrincado, sin verlo claro hasta el final. Pero si se persigue con ahínco, todo llega. Eso les pasa a algunos jóvenes, cada vez más, que toman el camino de la Formación Profesional en vez del Bachillerato sin que suponga renunciar a su ilusión de ver cumplido su objetivo de saltar a la universidad y estudiar un grado. Quizás se tarde algo más o resulte menos habitual, pero, desde luego, el camino es muy enriquecedor, formativo y seguro que mucho más aprovechable desde el punto de vista laboral.

Pero los sueños afectan a toda nuestra vida y los aficionados burgaleses al deporte andamos ahora también soñando con una temporada redonda, en la que se consiga la vuelta del San Pablo a la máxima categoría del baloncesto profesional y, aunque está más complicado, el Burgos CF logre meter la cabeza en los play off de ascenso a la Primera División. Dos metas, dos sueños, dos ilusiones que podrían lograrse... o no.

Lo que debemos tener claro es que «toda la vida es sueño» y por ello no hay que abandonarlos nunca. Además de esa función biológica que permite al cerebro y al cuerpo descansar, los sueños son el motor de nuestra vida, lo que nos impulsa a seguir creyendo en nuestras posibilidades, en nuestras creencias o en nosotros mismos.