Iñaki Elices

Iñaki Elices


Siempre a vueltas con las Urgencias

16/06/2024

Pues disculpen ustedes y, sobre todo, la interesada que vuelva a traer a estas páginas a la mujer que todas las mañanas deja el portal de un servidor como los chorros del oro. Además de pegar la hebra sobre el tiempo, que ya se pone bueno y a ver si dura hasta los Sampedros, en las conversaciones que mantiene con los vecinos y con quien escribe siempre pregunta -más por educación que por cotilleo- por la salud del del sexto, por la de la hija del matrimonio que vive en el ático o por el recién nacido que compite con su llanto con el caniche del de al lado por el premio al domicilio más ruidoso de esta nuestra comunidad. El sábado, una vecina ya mayor, le contaba que lleva unas semanas con molestias abdominales que no terminaban de pasársele ni con antiinflamatorios ni con infusiones ni con 'na'. Así que llamó al centro de salud y le dieron cita al cabo de 9 días. Esperó y fue, sí, pero tampoco le resolvieron mucho. Uno, que no es chismoso sino que vive la profesión con mucha intensidad, pegó la oreja al diálogo y no pudo por menos que acordarse del artículo que firmaba la compañera Gadea Gutiérrez el viernes en este periódico. Ese que subrayaba el mal uso de las Urgencias que hacen los burgaleses.

Y tanto que es así, pero las autoridades sanitarias deberían preguntarse por qué hay muchos ciudadanos de Burgos, Aranda o Miranda que acuden como primera opción a los servicios de urgencias hospitalarios en lugar de ir a su médico de familia. Pues muy sencillo. La mayoría del personal que habita estas tierras no tiene conocimientos médicos ni un familiar al que llamar para relatarle sus achaques. De manera que al ciudadano medio de esta provincia le resulta imposible determinar si este o aquel síntoma es signo de una dolencia grave que sería bueno tratar rápidamente para evitar males mayores. Su primer reflejo es llamar a su centro de salud, pero si resulta que siempre tardan en darle hora lo que hace es irse al HUBU, al Santos Reyes o al Santiago Apóstol. El miedo es libre y mucha gente se asusta cuando se encuentra mal o cuando observan que un familiar no está bien. De manera que está totalmente justificado que busquen una solución instantánea. Se juegan la vida.