Iñaki Elices

Iñaki Elices


Medicina o el ahorro para las familias

06/10/2024

Los argumentos que justifican la llegada del grado de Medicina a Burgos son numerosos y todos irrebatibles. Va a contribuir a que esta provincia no las pase canutas a la hora de cubrir plazas tanto en los hospitales como en los centros de salud, con lo que la sanidad pública va a ganar en recursos humanos y en atención a los pacientes. Va a generar un ecosistema en torno a la futura facultad y al HUBU que creará las condiciones ideales para impulsar la investigación, algo de lo que también se beneficiará la población de este territorio. Pese a constituir razones de peso, hay una que está por encima de todas, que es la de conceder a los jóvenes y a sus familias la posibilidad de cursar la carrera en su ciudad de origen, con el alivio económico que eso va a suponer para muchos hogares. ¿Saben la pasta que mi vecina la del sexto se deja cada año en que su hijo curse esta titulación en Santiago de Compostela? A los cuantiosos gastos derivados de la compra de todo tipo de material -desde los carísimos libros al instrumental médico que ha de adquirir para sus prácticas- ha de sumar el alojamiento y los viajes que ha de hacer su retoño para cumplir el sueño de dedicarse a la medicina. 

Es verdad que no todas las ciudades ni todas las universidades pueden ofertar mil y una carreras, pero estamos hablando de unos estudios muy sensibles. Son los que hacen posible nutrir a la sanidad de los profesionales que deben cuidar de la salud de todos y de salvar vidas. De manera que la Administración debe dar todas las facilidades para evitar discriminación entre territorios. Resulta que en provincias como Salamanca o Valladolid, con facultades ambas, hay más galenos por habitante que en Burgos, como 100 más, lo que pone de manifiesto que allí donde se imparte la carrera de medicina se produce un líquido amniótico que crea las circunstancias ideales para la retención y la atracción de sanitarios. Pues ya era hora de que le tocara el turno a esta provincia, cuya sociedad y cuya Universidad llevaba 20 años demandando la implantación de un grado que, por lo pronto, va a mover a más de 700 personas al año, entre estudiantes y profesorado. Desde el punto de vista social y económico también representa un éxito.