El móvil con internet, su uso y desde qué edad es un asunto complejo, motivo de conflicto y lleno de aristas. ¿Es necesario regularlo?
El movimiento ciudadano 'Adolescencia libre de móviles' se ha extendido por toda España para unirse en el compromiso de retrasar la edad de adquirir el primer móvil con acceso ilimitado a internet y hacer frente a la presión social, consecuencia de la tendencia a asociar el paso a Secundaria con el momento para el primer smartphone. Celebro que ya haya conseguido poner el asunto en el centro de la conversación y, parece, lograr un punto de inflexión para que cale entre los colectivos más implicados. ¿Hay una necesidad real de dar un móvil, con datos, ahí está el matiz, a un preadolescente cuando hay informes contrastados de su impacto negativo? ¿Y de usarlo en horario escolar?
Es obvio que los problemas se derivan de una mala utilización, de la madurez y del perfil de cada usuario pero no parece coherente que se usen los móviles particulares para fines didácticos dentro del aula. Sucede, quizá no de forma general. Y ocurre que genera una tensión con muchas derivadas entre los padres que han elegido no comprarlo y entre sus hijos, los pocos del aula. Comparto incentivar las competencias digitales pero cuestiono con qué herramienta.
Prefiero tratar de educar en el uso adecuado que prohibir, porque más allá del centro escolar vivimos en una sociedad digital. A la cuestión sobre la edad óptima añado otra, obligada: ¿cuándo y cuánto nos sentamos a enseñar a nuestros hijos cómo usarlo, a que entiendan los riesgos? Son nativos digitales pero no han nacido con la madurez que exige la ventana al mundo que genera internet. Falta información y formación y abordarlo es una responsabilidad, y una deuda, de la sociedad adulta a la adolescente.