De pequeño, cuando íbamos al pueblo, en la Ribera del Arlanza, al pasar por Santillán mi madre siempre decía «Santillán, cuatro casas y un corral», repitiendo un dicho popular de la zona. Y es que lo que se veía desde la carretera que une Lerma y Covarrubias al pasar al lado de este pueblo era, y es, casi literalmente eso.
Pero este pasado fin de semana Santillán ha sido mucho más. Dando la vuelta a la mencionada frase se celebró el Santillaland. Cuatro casas y un festival, que fue exactamente eso, un festival, sobre todo de música, pero también de reivindicación.
En una tarde estupenda, libre de la solana de julio, se pudo hacer algo tan fantástico como juntarse un montón de gente a sentir, gozar y bailar música en una plaza de pueblo; niñas/os, ancianas/os, cuadrillas con camisas hawaianas iguales, tipos con las camisetas de los equipos de fútbol de la comarca, familias… Lo que viene a ser una fiesta de pueblo que se abre en medio de una tarde plácida de verano y que se va adentrando en la noche sin darnos cuenta, hasta ya se verá cuándo… Lo que somos, amigo.
Y arrancó El Nido, puede que la banda burgalesa con más proyección del momento. Y fue una maravilla escuchar ese folk del futuro que suena a raíz, pero también a otras cosas (hay ecos de Vetusta Morla), y que flota tan bien en la plaza de un pueblo que acaba convirtiéndose, en un Refugio a cielo abierto, como titulan su último disco. Siguieron Lobocordero, que jugaban medio en casa y se notó, los vitorianos Lehia y de cierre DJ Comtessa de Postre. El público fue cambiando y se acercó al pueblo toda la chavalería de, por lo menos, la comarca.
Además, hubo protesta; ya saben, aquí tampoco llega la fibra óptica. Y para dejarlo claro se organizó el I Campeonato Internacional de Lanzamiento de Router, que hay que verlo como lo que fue: una auténtica performance con pista profesional, marcas, árbitros y jueces. Una idea brillante, una bofetada divertida y certera. Y ahí que algunos personajes conocidos de la provincia tiraron los cacharros, con muchísimo público expectante que le aseguro se la jugó más que los mozos en el encierro de Pamplona. Albano Martínez, director deportivo del San Pablo, envió el aparatejo a 31,8 metros y es el primer campeón.
Pero ganamos todos un buen día y muchos conocimos, al fin, Santillán que resultó tener mucho más que cuatro casas y un corral.
Salud y alegría.