Claudia Vicente

A vuelapluma

Claudia Vicente


Con el diccionario en la cartera

13/12/2024

Ahora que llega época de cenas de Navidad, eventos y regalos, es probable que busquemos -o que el algoritmo interprete que buscamos-, inspiración en las redes sociales, donde la influ de turno saca una gran bolsa de ropa con todas las cositas que se 'ha cogido' de cara a las fiestas y se las va probando al ritmo de la música. Desde pequeña me ha puesto frenética esta afirmación, que oías de vez en cuando en boca de una adicta a las compras, pero ahora en internet, donde todo tiene ya esa pátina de irrealidad de lo digital, decir «me he cogido» se me antoja más irresponsable todavía. ¿Cómo que te 'has cogido'? Te habrás comprado. Igual que no creo que Brian Thompson le haya cogido un par de balas a Luigi Mangione, sino que éste le habrá matado. El peso de las palabras es importante, aunque luego pienses devolver la mitad de las cosas.

Tú no coges como si nada la ropa de la tienda ni del repartidor de Seur, tú la compras, haces el acto consciente de gastar un dinero para recibirla. Y si interpretas que la coges es porque o bien tienes tantísimo dinero que su precio te resulta irrelevante o si lo sumas te das cuenta de que estás comprando por encima de tus posibilidades y vas camino de ser Carrie Bradshaw, la que se gastó 40.000 dólares en zapatos y no tenía dónde vivir.

Superado el debate coger/comprar aterrizamos en otro igual de interesante, el de las cosas que valen o las cosas que cuestan. Otro melón. Leo en el ABC que el nuevo reloj de lujo de Álvaro Morata vale 12.500 euros. Quien se lo haya vendido considerará que los vale, pero, si sumamos los materiales, la mano de obra, el diseño, el transporte, la publicidad… ¿será que nos sale lo que realmente cuesta? Se da por hecho en los productos de lujo que en esa etiqueta estamos pagando también por un extra de estatus que nos cuesta un dinero asumiendo que lo vale. Pero en el lado contrario, cuando por una camiseta del fast fashion pagamos solo 3 euros nos engañamos con que serán esas tres monedas lo que vale, dejando por el camino las condiciones de semiesclavitud que, a quienes la han confeccionado, les cuestan la vida.