Pasa una cosa muy extraña cuando pones a los royals a trabajar y, es que, como no saben, pues les queda medio raro. Los Urdangarines con la que tienen encima lo han resuelto medio bien y lo hacen de manera discreta, así que, a no ser que conozcas a alguien que comparta mesa con ellos, no te enteras. Pero Victoria Federica, que hizo sus primeras aportaciones a la Seguridad Social en la portada de ¡HOLA! montada a caballo en una foto que algún día colgará en las paredes Museo del Prado, o por lo menos en las de su versión digital, se va a pagar las vacaciones con una campaña para Starbucks digna de Ni que fuéramos Shhhhh…

La tía, ni corta ni perezosa, con la misma soltura que Rafa Nadal ante la cámara, porque lo que importa es su cara y apellido y no hacer el mínimo esfuerzo en pagarse un cursillo de interpretación, se ha comido, con unos cuantos ceros mediante, un guión con guiño a La casa del dragón en el que reclama a Elena, su madre, como legítima heredera. Con un par de borbones. 

La campaña gracia tiene, eso no lo voy a negar, pero el hecho de que esta chica genere el engagement necesario que necesita la marca para vender cafés con hielo por 5 euros es algo que escapa por completo a mi imaginación. Pero, si tenemos en cuenta que también lo está petando una tal Roro que cocina cosas para su novio Pablo, nivel que para hacerle un bocata se va a moler el trigo y cuaja el queso ella sola en casa, en 2024, con todo lo que llevamos de avance social a la espalda, puede ser que el problema sea mío que ya tengo cuarenta tacos y no me entero de nada.

O no, ni muchísimo menos, y quizás todo esto sea pura subversión y RoRo esté enfatizando todo lo que podemos llegar a perder cuanto más se denoste el feminismo en las instituciones y Victoria Federica el hecho de que el puro machismo de la casa con la que está emparentada nos ha librado de tener a su hermano calentando en el banquillo de la jefatura del Estado, que eso ya sería de traca.