A riesgo de que a uno le tilden de hereje -y un servidor solo comparte con las Clarisas de Belorado su gusto por el chocolate- he de reconocer que suspiro por un Burgos libre de coches, en la línea que planteaban los redactores del Plan General de Ordenación Urbana que está en vigor. Por estética, por comodidad y por seguridad. El tráfico rodado debería limitarse a las grandes avenidas y a aquellas calles que de verdad resultan imprescindibles para garantizar la conexión entre barrios. El compañero Juan Maiques ha tenido esta semana la santa paciencia de empollarse el planeamiento de la ciudad con el propósito de contar y de identificar todos los viales que los arquitectos responsables del PGOU consideraron hace más de una década que deberían peatonalizarse. Lamentablemente, en todos estos años las actuaciones en este sentido han sido mínimas. Y de las 200 calles que Burgos podría haber ganado para el peatón, el Ayuntamiento ha actuado en menos de un 5%.
¿Por qué una calle como Cardenal Benlloch, junto a la Biblioteca Pública, no puede quedar libre de vehículos? ¿Solo para que puedan aparcar los vecinos o quienes se desplazan al centro a trabajar? Hasta las maniobras para estacionar son complicadas en un vial tan angosto. Pero ahí sigue. Y lo mismo puede decirse de todos esos callejones sin salida que hay en la barriada de Juan XXIII, en Gamonal. Se mantienen de esa guisa para que los ciudadanos que residen en el entorno puedan dejar los coches. Los defensores acérrimos del vehículo alegarán que por esos enclaves apenas pasa ningún peatón. Y no les faltará razón, pero es porque la propia ciudad se lo pone difícil. ¿Qué atractivo tiene para un burgalés una plaza como la de San Bruno, atestada de automóviles todos los días? Debería cambiar su nombre por el de párking de San Bruno. La ciudad, y en concreto su Consistorio, tiene un reto ineludible. Hay que consensuar -al menos PP y PSOE- una estrategia para construir estacionamientos -ya sean en altura o subterráneos- que contribuyan a liberar de coches las calles. Ello facilitaría la peatonalización de muchas de ellas y contribuiría al disfrute de una ciudad más moderna, tranquila, limpia y segura.