Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Ojo al paso de cebra

12/02/2025

Seguro que los expertos en psicología pueden dar alguna explicación al fenómeno, pero yo nunca he llegado a comprender por qué personas tranquilas y amables en su vida diaria se transforman, cual Mr Hyde, cuando se ponen a los mandos de un vehículo. Se manifiesta con innecesarios pitidos, falta de paciencia con el resto de conductores, insultos o agresividad hacia quien les recrimina con educación cosas como, por ejemplo, que no han parado en un paso de cebra y casi atropellan a una persona que cruzaba la calle.

El atropello a peatones es precisamente uno de los problemas que afecta al tráfico en nuestra ciudad. El último informe de la Policía Local indica que 76 personas tuvieron que ser atendidas tras sufrir heridas por este motivo en 2024, con el agravante de que 7 de cada 10 accidentes tenían lugar en pasos de peatones. El año no ha empezado mucho mejor y las páginas de este periódico ya han recogido varios sucesos de esta naturaleza; incluso algunos vecinos del barrio de San Cristóbal han amenazado con movilizaciones si el Ayuntamiento no toma medidas para conseguir que los vehículos moderen la velocidad en la calle Alcalde Martín Cobos donde tampoco ayuda la falta de visibilidad a raíz de la nueva iluminación. 

Entiendo que no es un problema que tenga fácil solución si los conductores no ponen de su parte y no parece que la voluntad sea mucha. Hay demasiados que no respetan las velocidades máximas de circulación, algo que se nota especialmente en las travesías de velocidad restringida a 30 kilómetros que muchos no se han enterado de que existen. Tampoco parece que el aumento de las multas resulte disuasorio.

Hay que reconocer que el Ayuntamiento se ha tomado en serio el problema y ha adoptado medidas para mejorar la visibilidad en zonas cercanas a pasos de cebra, semáforos que bloquean la circulación cuando detectan exceso de velocidad o pasos inteligentes que avisan por megafonía a los peatones cuando se acerca un vehículo rápido, aunque este recurso resulte un tanto desconcertante. Más acertada me parece la idea de colocar, donde sea posible, pasos elevados y que la policía local vigile de paisano ya que ahí se verá el verdadero comportamiento del personal que siempre se modera mucho cuando divisa un coche patrulla. En cualquier caso, atención y ojo al paso de cebra.