Martín García Barbadillo

Jueves sí, jueves no

Martín García Barbadillo


¿Y por qué no?

10/04/2025

Uno es de lo que son sus hijos, y el mío menor es (muy) futbolero. Apasionado de verlo, de entenderlo y de jugarlo hasta el desmayo. Yo no fui llamado por la senda del balompié, pero ahora la transito sin pega de la mano de este extremo derecho de potencial ilimitado. Así, el camino al colegio, por ejemplo, es muchos días un repaso (razonado) a la clasificación de Segunda División o un estudio (en detalle) de los próximos rivales del Burgos o los que andan parejos al cuadro local en la tabla. Y en una de estas disertaciones, en las que dan ganas de poner acento argentino, el niño suelta: «Como el Burgos siga así, igual llega al play off. ¿Te imaginas que…?» Imbuido como estoy ya en futbolerismo, no le dejé acabar la frase porque yo pensé lo mismo. Esta es la cosa: el Burgos queda sexto y pelea para ascender a Primera División, nada menos; el Mirandés, por su parte, acaba cuarto. Ambos superan la primera ronda y se enfrentan en la final (a doble partido) por una plaza en, metamos lenguaje deportivo, la categoría reina. ¿Por qué no? ¿No sería fabuloso? Los dos equipos de esta provincia, un lugar pequeño, actualmente en la periferia de todo, peleando por codearse con gigantes. El relato improbable del que emerge contra todo pronóstico y frente a todos; el triunfo de la voluntad. La garantía de que uno lo conseguirá y la certeza de que, además, lo hará a costa de las lágrimas del vecino, del rival máximo. Puro Shakespeare.

Y vale, todo esto puede parecer hiperbólico, pero ¿no es eso el fútbol?, una pasión irracional que sustituye a otras luchas, una emoción en la que millones (como mi hijo menor) se sumergen  y abandonan, se muerden las uñas, abrazan a desconocidos o se desesperan sin consuelo. Por eso, porque es un territorio fantástico, se puede imaginar que el día 22 de junio, a la caída de la tarde en Anduva, en la vuelta de la final para ascender a Primera División, con el partido casi acabado, suceda algo que lo decida todo entre Mirandés y Burgos: un penalti o alguna circunstancia que cree una pausa, que suspenda el tiempo, que anule el mundo exterior. Y ahí, unos y otros, contengan la respiración, con el corazón pugnando por no salirse del pecho y…. Que gane el mejor; piensen lo que piensen algunos (en ambos lados), uno de los nuestros estará en lo más alto. Y para el que pierda, no pasa nada, solo es fútbol. 

En cualquier caso, si esa locura sucede y ese partido se juega, recuerde, como se decía antes, que primero lo leyó aquí.

Que este diario dio la exclusiva.

Salud y alegría.