Acabamos de celebrar Santa Cecilia, patrona de los músicos. Ella cantaba expresando su devoción y espiritualidad. Estos días disfrutamos en nuestra ciudad de conciertos, que son ya un clásico y un preludio de la oferta musical navideña.
La música se manifiesta de forma distinta en cada cultura. Va unida al movimiento. Puede hacernos levantar el ánimo o evocar un recuerdo lejano. Esto lo hemos sentido todos. Escuchar o crear música afecta la manera de pensar, sentir, moverse, desde luego. La composición, la interpretación, el canto y la danza son un arte. Pero de ahí a afirmar que puede ser tratamiento curativo o preventivo….
Los científicos exploran las maneras en que la música estimula y mejora la salud del cuerpo y la mente. La música y otros sonidos entran al oído como ondas, vibran y se transforman en señales eléctricas que viajan hasta el área del cerebro que interpreta el sonido, pero también hacia otras involucradas en la emoción, la memoria y movimiento físico.
Un determinado ritmo puede ayudar a pacientes con trastornos motores, como la enfermedad de Párkinson, a caminar, y también es útil en otras afecciones, como demencia, lesiones cerebrales traumáticas, derrames cerebrales, afasia, autismo y la pérdida de audición.
Tocar un instrumento involucra muchas partes del cerebro a la vez, pudiendo influir positivamente en la concentración, la manera de actuar y el desarrollo del lenguaje.
Escuchar y hacer música por tu cuenta puede ser beneficioso para la salud. Pero la aplicación científica del arte de la música y la danza con finalidad terapéutica es musicoterapia, y va más allá del hecho de escuchar música. Algunas personas pueden beneficiarse de estos profesionales. El musicoterapeuta, sabe cómo usar la música, el ritmo o la melodía, para ayudar a recuperar habilidades y satisfacer necesidades mentales, sociales y físicas. Por ejemplo, una persona que sufrió un derrame cerebral puede decir palabras cantando, aunque no pueda hablar.
La música puede ofrecer muchos beneficios para la salud, pero puede no ser útil para todos. Las lesiones traumáticas y las afecciones cerebrales pueden cambiar la forma en que una persona percibe y reacciona ante la música o considerarla demasiado estimulantes o evocar recuerdos traumáticos
Música sí, pero ruido no. Las ciudades están tomando medidas para proteger a sus vecinos del exceso de decibelios en sus calles. Y es que hay quienes sufren con estrés, los conciertos y verbenas de las fiestas populares bajo sus ventanas, afectando al sueño/descanso.
Yo me quedo con los beneficios cotidianos de la música en mi vida. Escucharla en el coche, en casa, en el gimnasio; me gusta bailar cuando nadie me ve o acudir a las clases de zumba que me dan el subidón de energía; cantar conduciendo, aunque desafine; tocar mi guitarra sacando los acordes de oído, porque no estudié solfeo; disfrutar musicales y conciertos, con familia y amigos.
Donde sientas latir tu corazón, ahí está bien.