Elena García

Tribuna sanitaria

Elena García


Es necesario

19/02/2025

Nos impresiona aún ver a personas a quienes falta alguna extremidad, brazos, manos, piernas. A la vez también nos admira el afán y la soltura con la que se manejan, ya sea con o sin prótesis. Hay quienes muestran abiertamente esa carencia y quienes la suavizan con su indumentaria.

Todo está bien mientras se sienta libre y se identifique con su aspecto. Pero todo esto supone un proceso generalmente duro.

En algunos accidentes en los que se produce una amputación con ciertas características en el corte, se consigue reimplantar con éxito, pero en otros no. La amputación de un miembro puede tener una causa traumática, o vascular, o infecciosa o tumoral. Conlleva un afrontamiento global que la persona ha tenido que superar, y que muchas veces ha puesto en riesgo su propia vida, por lo que puede parecer un daño 'colateral' o 'consecuencia', y se asimila incluso como un mal menor, pero también subyace el sentimiento de fracaso porque los esfuerzos realizados para salvar el miembro no lo hayan logrado.

Lo que es seguro es que esa nueva imagen corporal, además de precisar un gran apoyo social y sanitario para su aceptación y adaptación, necesita recursos porque va a ser muy costoso a corto y a largo plazo conseguir de manera continuada el máximo desarrollo de la persona afectada.
Son muchos los profesionales que deben implicarse en ello. Los médicos especialistas y enfermeras, desde el inicio en el hospital, cuidan las lesiones para que los muñones sean adecuados para colocar unas prótesis si es que el paciente es candidato a ello por su edad y condición física. 

Es fundamental el apoyo psicológico, enseñarles a manejarse en esta nueva condición física y orientarles hacia otros profesionales que les entrenen. Es necesario contar, en el sistema público, con fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales expertos en amputados que estén cerca para prepararles y rehabilitarles, evitando complicaciones y solucionando los problemas que cada uno tenga.

Los profesionales ortoprotésicos son sus grandes aliados porque son verdaderos técnicos y artistas y diseñan soluciones ante las necesidades cambiantes de las personas amputadas. 

El avance de la tecnología está consiguiendo diseñar prótesis cada vez más evolucionadas que permiten a la persona una movilidad y una capacidad de manejo cada vez más autónoma y precisa, llegando incluso a posibilitar retos deportivos de élite que se logran con mucho trabajo y pasión. 

Pero hay que vencer, aún más, las barreras que encuentran las personas con movilidad reducida en las infraestructuras de ciudades, pueblos, edificios en general y las viviendas en particular, y que puede limitar su vida tanto como para confinarles en su domicilio o a tener que salir siempre acompañados. Una ley de la dependencia realmente eficiente debe tener en cuenta todos estos detalles para que los problemas reales se vean resueltos. 

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