Martin Wolf, una de las firmas más influyentes del Financial Times, analiza la reciente Conferencia Mundial sobre el clima celebrada en Azerbaiyán con los calificativos de fracaso y desastre, el primero significa resultado adverso y el segundo suceso infeliz y lamentable. Es como un más a más o un peor sobre peor. La Conferencia sobre el clima (COP29) transcurrió durante varios días tumultuosos en Bakú, con miles de participantes de casi dos centenares de países. El resultado final fue un fracaso (nada positivo) que acentúa esa sensación de desastre (malo por venir).
Algo semejante viene ocurriendo en estos últimos tiempos en la política nacional e internacional, caracterizada por fracasos que pueden llegar a desastre. También desastre cuya gestión resulta un fracaso. La inundación de Valencia hace un mes ha sido una catástrofe que se ha seguido en forma de fracaso por la mala respuesta del Estado que debía haber evitado (con una previa prevención en inversiones hidráulicas) o contenido (con una acción inmediata durante la misma) la catástrofe. No ocurrió y hay razones para estimar que el después, la respuesta para reconstruir y revertir los penosos efectos del agua, acentúe la frustración de la ciudadanía.
Nunca las sociedades, sobre toda las desarrolladas, dispusieron de más recursos materiales para responder a la adversidad. Pero la habilidad para utilizar esos recursos de forma eficiente es limitada por mor de la confrontación política y la estrechez de miras de la clase dirigente. Mucho estado, más que nunca, pero poco eficiente, de manera que vamos del fracaso a la catástrofe o de la catástrofe al fracaso.
Al menos esa es la sensación de buena parte de la ciudadanía que se siente desprotegida (69% según una reciente encuesta de Metroscopia) y que pone su confianza en la familia (91%), en los amigos (87%), en la empresa para la que trabaja (74%), en el Ejército y la Policía (74%), en la sanidad pública (64%) y finalmente en las instituciones políticas, por el siguiente orden (Ayuntamiento 51%), gobierno autonómico (38%), gobierno de España (26%).
¿Se hablará de este déficit de confianza en el Congreso socialista? Estoy seguro de que no, más bien proclamas sobre su buen desempeño. ¿Se hablaría del tema en el congreso de cualquier otro partido? Sospecho que tampoco, porque están a lo suyo, mirándose su dedo sin reparar en el resto.