Cuando personajes de primerísimo nivel internacional en el mundo del arte expresan su sorpresa inicial y satisfacción posterior por el clima de consenso que se encuentran en Burgos ante la posibilidad de ejecutar proyectos expositivos de gran calado se te llena el espíritu de positivismo y compruebas que años de trabajo sembrando acuerdos están dando frutos. Si la obra de Picasso puede acabar viniendo a Burgos no es por un milagro de alineamiento de los astros, sino por el trabajo constante de algunas personas y su talante conciliador y motivador. No me cansaré de repetir que la conmemoración del octavo centenario de la Catedral supuso una experiencia única de colaboración entre mundos muy diferentes entre sí que sin embargo comprendieron la necesidad de cooperar para obtener resultados para el conjunto de la sociedad, que, en definitiva, debe ser la única beneficiaria. 

Vivimos una época en la que la gestión cultural se ha convertido en un motor económico muy poderoso para aquellos territorios, ciudades, que dispongan de una estrategia para intervenir y crecer en este sector. En España hay varios casos de éxito en los que debemos inspirarnos.  Aunque se trate de ciudades de mayor población que la nuestra, nosotros tenemos la potencialidad necesaria para saltar a este terreno de juego sin ningún complejo mientras mantengamos cohesionado ese acuerdo de fondo entre los distintos partidos políticos que gobiernan las administraciones públicas, entidades privadas y eclesiásticas. A todo ello hay que sumar la importante inversión efectuada por el Cabildo que ha permitido que la Sala Valentín Palencia de la Catedral esté homologada para recibir la obra de artistas de renombre internacional cuyas exigencias técnicas y de seguridad son muy estrictas. Otra vez la Catedral acogiendo a todos.

Mientras seamos capaces de preservar este capital humano podemos aspirar a hacernos un hueco en el panorama expositivo internacional y cumplir el objetivo de dar visibilidad al amplísimo catálogo de recursos patrimoniales y naturales de los que disponemos. Soy consciente de las dificultades, pero realmente tenemos opciones. Nuestra responsabilidad es convertir las opciones en realidades.