Es inherente a la actividad política desarrollar una especie de habilidad para no decir a la población las cosas como son. Supongo que hay un recoveco en la mente de los políticos que les lleva a considerarnos seres inferiores a los que no se puede decir lo que pasa no vaya a ser que no seamos capaces de asimilar la realidad y cometamos alguna locura. Un cierto maquillaje es admisible, pero lo que estamos soportando los españoles pasa de castaño a oscuro. El dueño y señor de la Moncloa, a la que acabará llamando Petrogrado, lleva años retorciendo la realidad de tal modo que nos ha instalado en el trampantojo sin concedernos la menor oportunidad de juzgar por nosotros mismos como sociedad adulta y responsable.
Los españoles nos dividimos entre aquellos que hemos sido engañados por Sánchez, los que lo van a ser y un tercer grupo, lamentablemente bastante numeroso al parecer, que nunca se va a sentir engañado haga lo que haga Sánchez. Ya se sabe que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Ahora nos ha proporcionado el penúltimo truco de magia tratando de negar la evidencia del rearme de Europa por conceptos más digeribles como mejoras tecnológicas o el cambio climático. Esta nueva tomadura de pelo la ha resumido perfectamente una viñeta de Nieto en la que dibuja una fila de tanques y un personaje diciéndole a otro que se trata de señuelos hinchables para engañar a países enemigos y a países aliados. Este es el tema.
Después del desbarajuste que nos ha organizado aquí ahora se ha puesto a la tarea de intentar dar gato por liebre a los europeos. Allí está haciendo malabares para no pagar la factura que le corresponde con la excusa de no poder pedir permiso al Parlamento porque sus socios de investidura no le apoyan, cuando la realidad es que al menos trescientos diputados de un total de trescientos cincuenta votarían favorablemente.
El último truco es tratar de engañar como a un chino al presidente Xi Jinping. Supongo que le llevará unos cuantos sellos matados como los que reuníamos cuando éramos niños los que ahora estamos jubilados. Lo peor es que los verdaderos líderes europeos no son tontos y nos acabarán metiendo en el grupo de irrelevantes y Sánchez nos lo venderá como un gran éxito. Y aquí habrá muchos que se lo crean.