María Vélez

Plaza Mayor

María Vélez


Modelos

20/02/2025

Si pones un deporte extraescolar en la vida de tus hijos tienes muchas papeletas de tener planificada la agenda de fin de semana de octubre a junio. Motivador. Para los chavales, sin duda; para los progenitores, depende... Hay horarios matadores. El último fin de semana elegí doblete. Desde las gradas y en la banda. Bajo techo y al aire libre. En modo madre y amiga. En cualquier caso, como espectadora de deporte base. Cuánto se observa desde esa tribuna. Y no solo lo que pasa en el terreno de juego. 

Allí, mirando dentro de la pista, eres testigo de las emociones más genuinas porque son las inmediatas a la canasta anotada, a la falta pitada, al acierto y al error. Reacciones naturales que a veces también emulan gestos y comportamientos de primeras figuras del deporte de turno. Lógico que muchos chavales imiten a sus ídolos. Son sus modelos en ese campo. Como lo son en casi todo lo demás sus padres, a quienes miran de reojo y con lupa también cuando son su público. Desde la grada los adultos también reaccionamos de la manera más espontánea y, en ocasiones, demasiado poco calculada. Eso también se percibe desde la tribuna del espectador.

La dialéctica positiva asociada a los valores de practicar deporte base pierde todo el valor si los espejos en los que se miran, esos adultos de la grada que casi siempre son familiares directos, presionan sin freno y reaccionan de forma desmedida. Lo extiendo a los cuerpos técnicos, otras figuras de referencia para los pequeños ahí. 

El otro día me topé con una trifulca subida de tono. Con adultos enfrentados y niños tristes. Quiero pensar que algo se hará bien si el conflicto verbal o gestual disgustó a los menores. No la victoria o la derrota. Solo son niños que quieren disfrutar haciendo lo que más les gusta. Es solo deporte amateur. Mucho miramos cómo educar y protegerlos de los móviles, pero a este lado de las pantallas patinamos. Y sí, otra vez el fútbol.