Estas columnas postreras tienen el mismo cometido que el coche escoba de las vueltas ciclistas o los camiones de la basura que recogían las boñigas de los caballos o los camellos en las cabalgatas de Reyes de antaño. Es un cajón de sastre, en el que ir metiendo aquello que se nos ha quedado a medias antes de intentar no atragantarnos con las doce uvas. Eso será a última hora de mañana, después de un día de ajetreo preparando los langostinos y mandando mensajes por wasap a los familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo, camaradas de la mili... para felicitarles el año. Otros, además de toda esa tarea, van a dedicar parte de la tarde a correr alguna San Silvestre. Cada vez se celebran más.
Se supone que la Nochevieja también tiene 24 horas, pero habrá que reconocer que son las 24 horas mejor aprovechadas de todo el año, en las que se saca partido a cada segundo del reloj. Luego llegará el 1 de enero. El día más desaprovechado del año para unos cuantos, al menos desde que amanece y vuelve a anochecer entre ibuprofenos.
En los medios de comunicación estaremos pendientes de quién es el primer burgalés en venir al mundo en 2025. ¿Cómo se llamará? ¿Cuánto pesará? ¿Será el primero de toda España, o al menos de Castilla y León? ¿Cesárea o parto natural? ¿Habrá que esperar hasta bien entrado el día, o será madrugador?...
Entre los asuntos pendientes para los próximos días tampoco hay que olvidarse de volver a comprar lotería. En esta caso para el sorteo del Niño del día de Reyes. Otro sinvivir. De nuevo a pagar dos euros de recargo en unos cuantos décimos. Y de nuevo a esperar que la suerte no nos dé la espalda como de costumbre.
No paramos. Y eso que la palabra más repetida en estas fechas es la de paz, pero no parece que como sinónimo de tranquilidad. No existe esa acepción desde que comenzó diciembre con la vorágine del puente de los primeros días. Entonces hubo que aprovechar los festivos para montar el árbol y el belén -que, por cierto, hay que desmontar la semana que viene- y luego llegaron comilonas, cenas, vermús eternos... Un no parar. Así que ya sabe, en 2025, a ser felices y a disfrutar del sosiego.