Los deportistas que protagonizan el lienzo Ciclistas, que Modesto Ciruelos pintó en 1933, rebosan fuerza para pedalear hacia un futuro que tiene dirección contraria a la del poblado que dejan a su espalda y en el que solo se distingue tierra, torre de iglesia y nubarrones. Detenido el grupo mientras un corredor repara la rueda delantera de una de las bicicletas como si siempre hubiera que salvar obstáculos cuando se decide avanzar hacia un tiempo nuevo, no cabe duda de la firmeza para continuar la carrera emprendida.
Ciruelos realizó esa pintura, hoy en el Reina Sofía, durante el primer tercio del siglo pasado, cuando lo relacionado con el deporte era símbolo de modernidad y avance y el tema adquiría cada vez más presencia en las vanguardias artísticas y en la literatura para confirmar que al cuerpo del atleta le debe acompañar la sombra del artista. Época en que lo que rodeaba a la actividad deportiva era algo minoritario, si nos fijamos en lo local veremos como en la prensa escrita burgalesa apenas sí existe alguna referencia a las Olimpiadas de París de 1924, por hablar de un acontecimiento importante. Pero también es cierto que esa actividad empieza a reclamar más sitio. Fotografías relacionadas con un club ciclista burgalés, con instalaciones de tenis en La Castellana, con celebraciones de concursos hípicos, con el campo de fútbol de La Serna o con la presencia de algunos automóviles, el mayor de los símbolos de la velocidad y el movimiento, parecen confirmarlo. El incesante pedaleo del tiempo fue conduciendo a que lo relacionado con los deportes dejara de ser algo elitista y raro para pasar a ser, en muchas de sus disciplinas, una actividad y un espectáculo popular.
Disfrutar del deporte como espectador no es aquí y ahora sumisión a una política de 'pan y circo' sino una forma de apreciarlo también como espejo de nuestro mundo pensando en la sociedad que lo alimenta. Eso, además de disfrutar de los logros de 'héroes' y 'hazañas' capaces de batir al olvido. O así los describían autores de la antigüedad clásica, a excepción de Cicerón, quien desde su senectud fustigaba esto anticipando lo que vendría en la Edad Media en vez de los antiguos Juegos Olímpicos: tabas y dados, según dice Gallego Morell.
Plagado este mes de julio de competiciones deportivas es buena ocasión, si tu tiempo te deja, de merendar deportes en vez de merendar, como sucede en el poema de Ángel González, 'tarde a secas, masticando los minutos lentamente tras quitarles las espinas'.