En una reciente conferencia el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ponía en valor la apuesta que han realizado en España invirtiendo más de 60.000 millones de euros en la mayor red de fibra óptica de Europa. Esta espectacular inversión todavía no está siendo debidamente reconocida en los mercados en lo relativo a la cotización de sus acciones, pero es un movimiento estratégico de esta gran compañía para tratar de tú a tú a las grandes plataformas norteamericanas que están teniendo ingentes beneficios a través del comercio, las redes sociales o los servicios de streaming (cine, series, …). El despliegue de esta infraestructura de fibra óptica permitirá a Telefónica cobrar un precio adecuado a estas plataformas por su utilización, así como ofrecer sus propios servicios, garantizándose otros cien años de viabilidad (la compañía nació en 1.924 para ofrecer servicio telefónico para lo que desplegó una extensa red de cobre).
Pues bien, esta semana se han manifestado más de 15.000 burgaleses y arandinos, convocados por la Plataforma Cívica por el Desarrollo de las Infraestructuras de Burgos, para pedir a nuestros dirigentes políticos la ejecución de inversiones estratégicas para la provincia de Burgos que le permitan, al igual que ha hecho Telefónica, garantizar su futuro económico para el próximo siglo. Y no hace falta ser demasiado espabilado para entender que las tendencias económicas y empresariales del futuro (ya casi presente) basadas en la sostenibilidad medio ambiental y en un recorte drástico en las emisiones de CO2 a la atmósfera necesitan de un impulso extraordinario de nuevas infraestructuras.
Por poner ejemplos prácticos, podemos comprobar como las empresas quieren reducir su huella de carbono trasladando su logística actual, basada en más de un 90% en el transporte por camión o barco, a medios de transporte que utilicen energías renovables, lo que a corto plazo supone incrementar sustancialmente el transporte de mercancías por ferrocarril y a medio o largo plazo desarrollar nuevos medios de transporte basados en hidrógeno verde. Por otro lado, las empresas también tratarán de sustituir el gas natural que consumen como fuente de generación de calor en sus procesos productivos por redes de calor basadas hoy en la biomasa y mañana en el hidrógeno renovable.
Al igual que las empresas también las administraciones europeas lo tienen muy claro y han prohibido que a partir de 2035 se vendan vehículos con motor de combustión aún a pesar de generar un fuerte impacto en la industria de producción de automóviles, uno de los principales sectores generadores de empleo en Europa (y en España).
¿Y qué necesitan los territorios que quieran aprovechar todas estas tendencias de futuro? Nuevas INFRAESTRUCTURAS. Necesitan nuevos corredores de ferrocarril a través de los cuales se muevan mercancías de forma eficiente y sostenible. Necesitan infraestructuras de generación de agua caliente que no emitan CO2 y que lleguen tanto a las empresas como a las viviendas. Necesitan promover plantas de generación de hidrógeno junto con parques de generación de energía eólica y fotovoltaica. Necesitan desarrollar nuevos puntos de evacuación a la red de la energía renovable producida. Necesitan poner en marcha una amplia red de puntos de recarga para vehículos eléctricos y de hidrógeno.
La puesta en marcha de estas inversiones en nuevas infraestructuras permitirá desarrollar una economía basada en la sostenibilidad, hacer crecer a nuestras empresas a través del desarrollo de tecnologías pioneras, atraer otras nuevas que busquen estas infraestructuras para sus nuevas implantaciones y desarrollar puestos de trabajo muy cualificados y de futuro.
A día de hoy la puesta en marcha de estas infraestructuras dependen en algunos casos de las administraciones públicas en exclusiva (corredores ferroviarios, puntos de evacuación eléctrica) y de la colaboración público-privada en otros (plantas de generación de hidrógeno, parques de energías renovables, redes de calor o puntos de recarga eléctrica). Puede ser difícil asegurar a priori la viabilidad económica de todas estas infraestructuras y seguro que tomar las decisiones de inversión de muchos miles de millones de euros no es nada fácil, a pesar de que ya hay empresas privadas tanto locales como foráneas que están desarrollando proyectos de este tipo en nuestro territorio. Pero el riesgo de no realizar estas inversiones en este momento puede suponer quedarse muy atrás respecto de otros territorios que ya están realizando o recibiendo inversiones en estas infraestructuras pasando a ser una provincia irrelevante en el desarrollo económico nacional. Por ello, y dado que desde las administraciones no se están dando los pasos que este crucial momento exige, los ciudadanos de Burgos hemos querido reivindicar un respeto a lo que esta provincia representa y un futuro para las generaciones venideras. Espero que nuestro grito y reivindicación consigan que nuestros representantes políticos se den cuenta de la responsabilidad que cae sobre sus hombros y comiencen a tomar las decisiones que esta provincia necesita.