Este asunto de los ejercicios espirituales de Sánchez me ha traído a la cabeza a uno de los personajes de la película Aterriza como puedas. Se trata del jefe de la torre de control del aeropuerto que en plena crisis con un avión volando sin piloto iba confesando sus distintas adicciones. Empezó reconociendo que había elegido un mal día para dejar de tomar café para abandonar el tabaco, la bebida, las drogas… No me malinterpreten, pero Sánchez eligió un mal día para iniciar la reflexión para dejar… el poder. Y era un mal día porque no se puede iniciar un proceso de esa naturaleza con el impacto que, al parecer, le supuso el saber que un juez había iniciado unas diligencias previas destinadas a averiguar si hay algo de fundamento en esa cuestión menor en la que sin ninguna malicia se ha visto envuelta su mujer y que podría tener que ver con un asuntillo de tráfico de influencias pero que, si fuera ese el caso, por supuesto lo habría hecho sin querer.
No se puede poner en jaque al país entero por una chiquillada de enamorados sensibleros. Creo que muchos pensamos que el tema era más del consultorio de Elena Francis que del Comité Federal de un partido con la trayectoria histórica del socialista. Sin embargo, el jefe es el jefe y había que seguirle la corriente que para eso es el 'puto amo', con perdón, y hacerle la ola para regenerar la democracia a costa del poder judicial y la prensa. El ejecutivo y el legislativo ya son suyos. Pero la reflexión además de inoportuna la zanjó de una manera un tanto tramposa. A la vista de la que había montado decidió dar algunos pases de castigo al morlaco que había sacado de los corrales y le administró un bajonazo indigno. Utilizó otra vez la sensiblería y se mostró conmocionado por los doce mil quinientos conmilitones que fueron a Ferraz a gritar Pedro quédate.
Me pregunto si los veinte mil burgaleses que salimos a la calle hace unos meses para reivindicar respeto, futuro e infraestructuras somos de segunda clase y no conseguimos conmover a nadie. Claro que si el candidato a conmovido es Óscar Puente entonces pinchamos en hueso. Dicho con todo el respeto y sólo por seguir el símil taurino.