¿Qué más tiene que pasar? ¿Acaso no ha habido ya suficientes desgracias en la fatídica N-122 como para que se transforme de una vez por todas en la ansiada Autovía del Duero? Siempre el mismo escenario como triste protagonista. Siempre. Y así van 30 años, de promesas incumplidas, de plazos que se eluden, de trámites caducados y contratos rescindidos. Pero, sobre todo, son tres décadas marcadas por un sinfín de tragedias personales a lo largo y ancho de una carretera que vertebra la Ribera del Duero y que, lamentablemente, está salpicada de sangre y lágrimas. Sólo en los últimos diez días ha habido que lamentar otros dos accidentes de tráfico: el primero con una herida de gravedad cerca de Haza y el segundo con un fallecido y otros cuatro heridos junto a Fuentecén.
Estremece ver como los siniestros se suceden y nadie parece tomar nota. Me pregunto si al otro lado estarán anestesiados. ¡Cómo puede ser que frente al dolor de los afectados y al temor de quienes arriesgan a diario su vida al transitar por la N-122 no haya reacciones! Su silencio hiere. La comarca suma casi 10.000 días de lamentable olvido desde que el Ministerio de Fomento publicó en el BOE la licitación para su conversión en vía rápida. Unos años antes, en 1993, la Junta de Castilla y León había declarado esta vía de interés estratégico. Pero nada.
Desde 2015, cuando se inauguró la Variante de Aranda, no se había movido ni un metro cúbico de tierra en la provincia burgalesa. Ahora han vuelto las obras para sumar dos kilómetros de autovía y unir la N-122 con la A-11 en Castrillo de la Vega. Este paso, por insuficiente que pueda parecer, evitará que el tráfico de largo recorrido atraviese por esta localidad, que también suma multitud de accidentes.
Sin embargo, del resto del tramo hasta Quintanilla de Arriba no hay novedades. Se sabe que el trazado se aprobó en 2010 y que en aquel entonces Fomento realizó una serie de ajustes en la futura A-11 para salvar el pinar de Fuentecén o un yacimiento arqueológico en Haza, pero poco más. Hacia Soria, el tramo Langa-Aranda aún sigue a la espera de que se resuelva el empate entre las dos empresas que han presentado las mejores ofertas económicas. Así las cosas, de los casi 52 kilómetros de A-11 proyectados en suelo burgalés, apenas hay 13 operativos. Vergonzoso.