Una de las Actas Diarias del pueblo de Roma -fechada el 168 A.C.- informaba ya de un desfalco, de una riña, de una ejecución. Esas actas, que notificaban lo que cada día sucedía en el Imperio y que el emperador Cómodo utilizaba como propaganda del terror, anticipaban ya que somos la única especie para la que el mundo parece estar compuesto de historias. Historias muchas veces de delitos, de siniestros, de catástrofes y de hechos especiales y extraños que van desde los que se cuentan en las Sagradas Escrituras, ese gran compendio de sucesos, hasta los más locales vistos en las páginas actuales como los Procés, el infame de Puigdemont o el propio e innoble de Ayuso.
La información sobre hechos especiales y extraños, sobre sucesos, delitos, catástrofes y siniestros, siempre ha existido. Se rastrea por Escrituras, Actas, romances de ciego, hojas volanderas o prensa escrita cuando aparece con ilustraciones y como medio de masas. Una publicación como Diario de Burgos logró asentarse desde sus inicios a raíz del despliegue informativo llevado a cabo tras el accidente ferroviario de Quintanilleja (1891) en el que murieron 15 personas. Pero, al margen, existió prensa especializada en esos temas, si bien de vida corta, tanto por las dificultades y el escaso prestigio que se otorgaba a los reporteros que de ello se ocupaban como porque esas noticias eran consideradas de mal gusto por la 'gente bien'. Prensa de 'porteras', se decía en la España franquista a propósito de aquel semanario de sucesos, El Caso, pero que fue todo un éxito editorial y la excepción a la vida corta de los demás porque los sucesos siempre han atraído, siempre han sido un reclamo de consumo. Aquel semanario llegó a alcanzar hasta los 400.000 ejemplares de tirada en un tiempo en que aparentar normalidad era obligatorio y se ejercía una censura tan cruenta como ceporra según demuestran casos como el de Dolores Franco, esposa del filósofo Julián Marías, a quien no se permitió publicar su ensayo España como problema con ese título porque no podían aparecer cercanas las palabras dolores, Franco, España y problema.
En la edición madrileña de El Caso, entre 1952 y 1987, el semanario reseñó alrededor de 170 sucesos que tuvieron lugar en Burgos. Uno de ellos, el sucedido durante las fiestas de 1959, cuando algunos leones salieron de su jaula en el Circo Price llegando a ocupar uno el jardín del convento de las Trinitarias en la Plaza de Santa Teresa. Rara España aquella de la 'normalidad'.