Los inicios de curso incitan a incorporar cambios que mejoren la vida, como ocurre ante el Año Nuevo. Pero el curso escolar comenzó hace tiempo y la decisión no se ha tomado. Es urgente reclamar un 'cambio' con impacto positivo en la salud de la población infanto-juvenil y de toda la comunidad educativa.
La enfermera escolar se ocupa, dentro del entorno educativo, del cuidado especial al alumnado, desde la infancia a la adolescencia. Atiende problemas de salud agudos (accidentes, infecciones, lesiones, …) o crónicos de mayor o menor gravedad (diabetes, epilepsia, asma, espectro autista, autoinmunes, oncológicas, …), encargándose de tratamientos, medicación, curas, y evitando así el absentismo del alumno y el de los padres que tienen que encargarse de ello actualmente. Realiza también seguimiento, vigilancia epidemiológica, y educación para la salud, dentro del proyecto curricular docente, promoción del autocuidado y de hábitos de vida saludables que determinarán su vida adulta. Se ocupa de la prevención de enfermedades y la detección precoz del riesgo, considerando factores sociales, también ante la enfermedad mental, cada vez más alarmante, como la ansiedad, depresión, trastornos de conducta alimentaria, riesgo de autolesión, las adicciones y el bullying, entre otros. Promueve la adherencia a los programas de salud y la vacunación, y facilita la comunicación y derivación a otros profesionales cuando sea necesario. Tener enfermera en el centro puede salvar vidas.
Por eso, el Consejo General de Enfermería y otras entidades de enfermería escolar y de pacientes han reiterado la necesidad de consolidar esta figura y a través de un escrito en febrero de este año, se ha solicitado a Sanidad y Educación una Ley Nacional de Enfermería Escolar para abordar lo antes posible la obligatoriedad e implantación en todos los centros educativos de España, en coordinación con las CCAA , para lograr que todos los criterios normativos sean homogéneos en competencias, formación y dependencia.
El Observatorio muestra que la figura de la Enfermera Escolar es muy insuficiente y casi inexistente y arroja cifras poco satisfactorias para nuestra región: solo 24 frente a las 1.000 de la Comunidad de Madrid. Realmente irrisorio ya que existen más de un millar los centros educativos públicos. La contratación es muy desigual y muchas veces a tiempo parcial y anecdótica, y a cargo de diferentes organismos: Consejería, ayuntamientos o empresas privadas. Se ha desarrollado más en relación con la atención exclusiva a alumnos con necesidades especiales y también en algunos colegios privados.
Resulta paradójico que en España se regule la obligatoriedad de contar con enfermera de empresa para proteger la salud de los trabajadores y sin embargo no se establezcan normas similares en los centros escolares. Basar la asistencia en la Atención Primaria es insuficiente y supone sobrecargar un área que además no puede otorgar los mismos servicios.