Martín Serrano

Plaza Mayor

Martín Serrano


Tiracantos

26/08/2024

¿Somos un colega de fatigas y yo los únicos que no entendemos eso de que los tenistas pidan perdón a sus rivales cuando una pelota toca en la red y ganan el punto? No hay daño, ni maldad, ni intención, ni ilegalidad, ni irregularidad. Es un lance más del juego y en este deporte, como en tantos, las redes forman parte de él, como las porterías, el césped o el agua en otras disciplinas. Creo que, al igual que los escupitajos de los futbolistas- como denunció otro compañero de faena hace unas semanas-, esos gestos sobran, aunque por motivos bien distintos. Una cosa es ser educado, respetuoso y deportivo, y otra un melindrosillo. Aun así, lo realmente incívico e impresentable son los salivazos, que ya hay bastante guarrete por la calle como para además 'promocionarlo' en la tele.

Vuelvo a las matrículas de los coches, de lo que les hablé hace unas semanas. Está ahí desde hace décadas, pero yo nunca me había fijado en que entre las letras de las placas nunca hay vocales. ¿Y ustedes? Si se aburren y van con alguien, pueden jugar a ver quién forma más rápido palabras con las tres consonantes (los verbos, solo en infinitivo, que si no...). Yo, si voy solo y veo KGB, siempre digo que me están espiando; si me topo con uno con CDS, exclamo: «¡Anda, si queda uno!». Si es GPS, «este nunca se pierde»; si DVD, «¡antiguo!»; si HHH me pregunto «¿cómo se pronunciará»; si es DYC le grito «¡grande y sin complejos»...

Y con los números, pues ya saben, el 1111, soldaditos haciendo la instrucción; el 2222, carrera de patitos; el 4444, detenido por cuatrero; el 6969, viciosete; el 9999, ¡uf!, casi se queda sin coche; el 0007, el de James Bond; el 1234, la contraseña del ordenador del trabajo de muchos... 

Tocando temas de temporada, de lo que sí me he dado cuenta este verano, aunque eso ya lo sabía desde hace unos cuantos, es de que lo de ir a la playa a tomar el sol (pasar calor, sudar, quemarse la piel y los pies...) para muchos y, sobre todo, muchas es una inversión. En autoestima. ¿Rentable? Se supone. Y cuanto más mayores nos hacemos, más veces repetimos eso de que las vacaciones están sobrevaloradas, que se disfruta más pensando en ellas a priori y a posteriori que durante su estancia. Como me dijo un veterano, cuando se es joven, no se ve la hora de salir de casa; cuando se llega a los 60, no se ve la hora de volver.

Pero no les aburro más, que ahora me toca a mí comprobar unas semanas qué hay de cierto en ello. ¡Hasta luego, Lucas!

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