En el mar de dudas en el que me bamboleo habitualmente, haya olas o no, cada día me topo con nuevas incertidumbres que me mantienen entretenido y ocupado. La mayoría no llevan a ningún lado, pero, ya sean ligeras o muy densas, forman parte de mi mochila. Y hasta las recibo con cierto afecto y respeto. Además, dicen los neurólogos que para no envejecer, o para hacerlo mejor y más lentamente, hay que ejercitar la sesera. Pero les confesaré también que yo soy muy cuco, o muy zorrete, o muy cobarde, pues expongo, pero no propongo.
Les diré que paseo por casi todas las exposiciones que se montan en la ciudad y al salir de algunas, sobre todo si no me han gustado, suelo preguntarme si los artistas (término genérico y etéreo donde los haya) pagan por exponer allí sus obras o es la sala la que les remunera por mostrarlas en sus paredes.
También le doy muchas vueltas a la conciencia ecológica de la juventud. Me parece muy plausible y necesario que se tenga muy en cuenta, y no solo los jóvenes, la contaminación, el gasto energético, los plásticos, la huella de carbono, el daño al medio ambiente... Pero se da la circunstancia de que es esta franja de la sociedad la que más usa el avión para dar vueltas por el mundo con el tubo de escape a todo rendimiento. Y también la que más joyitas, zapatitos y ropitas encarga por internet para que se lo traigan desde China; o, al menos, desde los grandes almacenes de Valencia o Fuenlabrada.
Otro debate que tengo con sus pros y sus contras es la compra de alimentos solo de kilómetro cero. Resumiendo, están menos viajados y menos manipulados, y así además se apoya a los productores locales y al mundo rural. Sí. Perfecto. Pero si no compramos lo que producen, por ejemplo, en Marruecos o en Ecuador, sus agricultores no podrán ganarse la vida y tendrán que emigrar. Y ya sabemos cómo está ahora ese tema de intenso por estas tierras y por las de las barras y estrellas, o barrotes y grilletes.
No comprar zapatillas cosidas por niños en Bangladesh, y que vayan a la escuela. ¡Ya podía ser el problema tan sencillo de solucionar! Si no hacen ese trabajo por 2 euros al día, acarrearán ladrillos en mucho peores condiciones y por la mitad de dinero.
En fin, hoy todos al rincón de pensar.