Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Otoño. Hongos

16/10/2024

Además de la pintura, la gastronomía y la naturaleza llenaban la vida del impresionista Monet, dominado por la luz y el color del otoño. El libro Los Cuadernos de cocina de Monet recoge recetas que él tomaba de sus amigos a los que gustaba obsequiar en su casa de Giverny en torno a una mesa con flores, agua, luz y naturaleza; esos motivos que llenan también aquellos cuadros suyos que contaban reuniones familiares y sociales en torno a la comida. Los níscalos Mallarmé o la conserva de setas Durand-Ruell son algunas de esas recetas que aparecen en el libro citado y que fue premiado en Francia, en 1989, por su hermosa edición.

Siempre encerraron misterio los hongos, la doble idea del bien y del mal, de moneda al aire que si cae de un lado es salvación, si cae de otro, locura o muerte. Los egipcios las asociaban con la divinidad al atribuirlas un poder sobrenatural y de salvación pero en Europa Occidental prevaleció más su atributo destructivo. En mi infancia no recuerdo escuchar sobre recolecta de setas, ni tener la imagen de su venta ni por supuesto su consumo en casa. No lo sé, quizás haya permanecido durante mucho tiempo la huella de una micofobia cultural relacionada con la Iglesia Católica que debió demonizar y prohibir su consumo a raíz de que misioneros que llegaron a América quedaran horrorizados al entrar en contacto con aztecas que consumían hongos con propiedades alucinógenas para el desarrollo de sus ritos. En el mundo anglosajón, también micófobo, el New Yok Times International publicaba con poco agrado la noticia de un hongo nuevo, nunca visto en una determinada localidad y que al parecer habían traído en sus botas los soldados convalecientes de la guerra. Porque las esporas diseminaban especies. Se pueden comer todas, se decía. Muchas, solo una vez, se añadía.

El hongo como tema artístico (a excepción de la ilustración científica, la fotografía y alguna película) creo que es un asunto poco tratado, con poca presencia en la pintura y en el bodegón, donde sí que lo recoge Barceló. Salvo textos de farmacéuticos, botánicos o médicos desde la edad media, la literatura también se ocupa poco, aunque Alicia en el País de las Maravillas (Carroll), por algún autor es considerado como el texto fundacional de la revolución psicodélica.

Donde hoy sí que está presente es en la gastronomía, que en estos días nos quiere seducir el paladar cuando el cocinero logra su tratamiento extraordinario y, por creativo, sabio.