Reconozco que yo nunca he andado sobrado de habilidades de ningún tipo (aunque me defiendo en varias disciplinas), pero hay que ver qué difícil nos resulta a muchos localizar la rayita de mercurio del termómetro tradicional cuando tenemos fiebre y le hemos alojado un ratito en el sobaco. Me dirán que existen desde hace años unos digitales fiables y fáciles de leer. Sí. Pero yo también he escuchado a algún profesional de la medicina decir que como la precisión de los viejos, ninguno. En fin, que si a ello sumamos que vamos restando vista, yo me puedo pasar horas persiguiendo mis grados extra sin éxito. Hasta que se evaporen y ya esté como una rosa.
Cambio de tercio, para no hablar más de salud, que parezco un jubilado de esos, que son muchos, que disfrutan divulgando, repitiendo y agravando su catálogo de averías. ¿No se han preguntado nunca por qué a la mayoría de los santos se les pone delante 'san' (san Juan, san Pedro...) y a unos pocos 'santo' (santo Tomás, santo Domingo...)? Google dice que hay una norma que 'reduce' a todos menos a los que comienzan por To y Do. Pues tendremos fe y nos lo creeremos, y no como el apóstol santo Tomás el Mellizo -o el Incrédulo-, pero tampoco veo una tragedia decir san Domingo o san Toribio.
¿No se les ha pasado en ningún momento por la cabeza que quizá «¿te puedo hacer una pregunta?» es una de las preguntas más absurdas y prescindibles de la humanidad?
¿Y es cosa mía o ustedes también piensan que nos roban con eso de 'gastos de gestión' al comprar las entradas por internet? Dicen que hay que amortizar el coste del programa informático. Vale. ¿Y cuando esté amortizado nos avisarán y nos cobrarán ya algo menos?
Tampoco llego a entender que adquiriéndola en un lugar físico (que de alguna manera hay que pagar) y donde se emplea un ordenador y una pequeña impresora (que hay también que amortizar), además de un asalariado (que hay que remunerar), sea más barata o genere menos 'gastos de gestión'. Creo que nos toman el pelo y la cartera al asalto. Es, como dicen, la propina forzosa del siglo XXI. Y eurito a eurito... algunos a nuestra costa se compran un pisazo, o al menos trincan para pagar la entrada.