Reconozco que hay ocasiones en las que no interpreto bien las indicaciones que me hace el navegador. No siempre las flechas y los mensajes me resultan obvios. Acabo dando vueltas a las rotondas hasta que una señal de las de toda la vida me da alguna pista fiable. Pero no pensé que esta falta de capacidad fuera tan grave como para no saber interpretar lo que escucho. Esto es lo que me ha sucedido con las excitadas declaraciones de Marta Rovira al regreso de su fuga. Y es que a mí me pareció que Rovira estaba diciendo que volvía para reanudar la tarea que dejó pendiente cuando Puigdemont declaró y suspendió la independencia, simultáneamente.
Creo que los mensajes de Rovira eran bastante claros en cuanto a lo que va a ser su dedicación futura ahora que ha regresado a Cataluña. Pero, al parecer, mis entendederas son claramente deficientes ya que tuvo que ser el ministro Bolaños quien me aportara la luz que me hacía falta. La señal en la rotonda. Lo que yo interpretaba en realidad era fruto de mi imaginación equivocada. La verdad de Bolaños es que Rovira estuvo dando gracias a los españoles por su generosidad aprobando la amnistía y alabando la gran visión de nuestro inmerecido líder Sánchez por su sagacidad política. Estos años de duro retiro helvético entre oficinas bancarias opacas y joyerías deslumbrantes le han movido a la reflexión para comprender que todo aquello que pasó y que terminó como terminó fue un error que no está dispuesta a repetir. Su arenga a las masas en realidad era una invitación a que compartieran su revelación y siguieran el camino de la concordia.
Sólo le faltó a Bolaños decir que él sabe de buena tinta que toda la peña amnistiada está tan contrita que va a pedir su ingreso en un convento de clausura para privarse de libertad voluntariamente y así enviar un mensaje nítido a la sociedad española de que su conversión es real y sincera. Su arrepentimiento es tan incondicional que incluso el retiro lo harían en algún lugar fuera de su Cataluña. Desde luego, nosotros podríamos hacer alguna sugerencia e incluso facilitar la dirección de algún preceptor espiritual con experiencia en vestuario por si Puigdemont está pensando en dar algo de empaque a su nuevo rol conventual. Ahora que Bolaños ha hablado, estoy mucho más tranquilo.